Tras el análisis del cadáver momificado de Prim, Robledo y su equipo han concluido que la muerte de Prim no se produjo al ser disparado. "Las heridas de bala no están curadas, no afectan a ningún órgano vital y hubo un intento de frenar las hemorragias. Las marcas en el cuello son compatibles con un estrangulamiento a lazo", ha dicho Robledo que ha negado que las marcas sean productos del embalsamamiento.