Lee el capítulo 2 de la biografía de la Infanta Elena relativo a su nacimiento

TELECINCO.ES 25/02/2009 17:40

Hace quince días que el rey Pablo I de Grecia ha pasado por España para visitar a su hija embarazada. También ha aprovechado para tener algunas conversaciones privadas con Franco, en las que ambos se visten para el encuentro con sus trajes militares de gala.

Un duelo de titanes. Dos hombres que han contribuido a que don Juan Carlos y doña Sofía se hayan instalado definitivamente a vivir en Madrid. Ante el suceso que está a punto de ocurrir, la reina Federica y su hija Irene deciden permanecer en España. Para ellas, por suerte, el exilio en Sudáfrica es sólo un recuerdo y también el lugar de nacimiento de la hija pequeña de la soberana griega.

El 20 de diciembre de 1963 amanece lloviznando. El termómetro marca nueve grados. Don Juan, como cada día, se ha levantado temprano y ha despachado su rutina matinal; cartas y alguna llamada. Ahora, sentado en su viejo sofá de cuero, repasa la prensa española que llega puntual cada mañana a su residencia, situada en una cima desde la que se domina el paisaje verde de Cascais y Estoril. Lee con atención la noticia de la rotura por parte de soldados soviéticos de un boquete en el muro de Berlín, pero su mente se encuentra en Madrid, a muchos kilómetros de distancia.

El exilio le separa físicamente, pero el corazón le acerca todos los días a su añorado país. También se encuentran en casa en esos momentos su mujer, María de las Mercedes, que se ocupa de la intendencia doméstica y de participar en organizaciones benéficas, y sus hijas: Pilar, que ejerce de enfermera, y Margarita, que sufre una ceguera de nacimiento y se dedica a estudiar idiomas y música. Es casi la hora de comer en Portugal, cuando suena el teléfono.

NERVIOS EVIDENTES

A setecientos kilómetros de allí, la situación que se vive es completamente diferente. Los nervios son evidentes porque, en Madrid, doña Sofía se ha levantado con signos evidentes de parto.

Unos padres primerizos se dirigen a las siete de la mañana desde el palacio de la Zarzuela hasta el número 62 de la avenida de la Reina Victoria. En la clínica Nuestra Señora de Loreto, opera y atiende los partos el ginecólogo de la princesa, el vizcaíno Manuel María Mendizábal y Amézaga, con el que la joven madre ha estado haciendo la preparación psicofísica para el parto. En la recta final del embarazo, ha estado acudiendo dos días a la semana a su consulta privada en el paseo de la Castellana.

JUAN CARLOS, FUMANDO SIN PARAR

Pasan veinte minutos de las siete. La pareja llega a la clínica y apenas repara en el árbol de Navidad colocado en el vestíbulo. Les dan dos habitaciones contiguas en la sexta planta, la 604 y la 605. Ahí se acomodan don Juan Carlos, la reina Federica de Grecia sin su marido, que ha regresado a Atenas, la princesa Irene, hermana de la parturienta, y la prima de ambas, la princesa Tatiana Radziwill. Al rato, se presenta en la habitación el doctor Doxiades, en el que la reina Federica confía plenamente.

Es el médico de cabecera de la familia real griega. La tierra natal siempre tira. A continuación aparecen el teniente general Carlos Martínez de Campos y Serrano, duque de la Torre, y el ayudante de servicio del príncipe, el teniente coronel García Conde. Cuando pasan unos minutos de la una de la tarde, las contracciones comienzan a ser más seguidas. Es el momento de bajar a doña Sofía al paritorio. Su esposo la acompaña, pero se queda en una habitación contigua fumando sin parar y hecho un mar de nervios.

AZOTES EN UN CULO REGIO

En apenas veinticinco minutos se escuchan los primeros llantos de un bebé que es recibido, como todos los niños, con unos azotes en su augusto culo, lo que acrecienta el llanto pero ensancha los pulmones " en estos detalles, todos somos iguales al nacer y al morir, con sangre azul o sin ella". Es una niña. Un bebé muy diferente de los 6.800 niños que ayuda a traer al mundo el doctor Mendizábal a lo largo de su trayectoria profesional.

Es la primera de la dinastía Borbón, con puesto para reinar, que nace fuera de un palacio o de un domicilio familiar. Cuando el nervioso y primerizo padre recupera el aliento y comprueba que sus dos mujeres están bien, sube apresurado a la sexta planta para comunicarle la noticia al mundo. En esa época, el SMS con el que la casa real comunica ahora los nacimientos no existe. El padre marca nervioso el 261091.

ALGO MÁS DE TRES KILOS DE PESO

A eso de las dos y media de la tarde, una hora menos en Portugal, suena el teléfono en Villa Giralda. Al otro lado de la línea, responde don Juan. Su hijo, con emoción, le da una noticia que no le sorprende, porque todos saben que doña Sofía sale de cuentas por esas fechas. Lo que sí es una novedad es el sexo del bebé: una incógnita que, ante la ausencia de ecografías, se mantiene hasta el momento del parto. Ha nacido su primera nieta. Un bebé sano, con algo más de tres kilos de peso, que se llamará Elena, Sofía o María Cristina. Es pronto para confirmarlo porque aún hay que debatirlo. Media hora dura la conversación. Todos quieren hablar y conocer más detalles. No será la única llamada que reciban durante el día por parte de su hijo.

Cuando Elena de Borbón nace el 20 de diciembre de 1963 en la clínica Nuestra Señora de Loreto de Madrid, sus padres no tenían claro aún qué lugar les correspondería en la historia de España, ni a ellos ni al bebé que acaba de venir al mundo. Ni la criatura que nacía era infanta, ni sus padres príncipes de Asturias, que es el título que tradicionalmente recibe el heredero de la Corona española. En esos momentos, lo que sí se conoce es que el joven matrimonio formado por una princesa griega y el tercer hijo del infante don Juan, conde de Barcelona, heredero de los derechos dinásticos de un reino de España que detenta el abuelo de la criatura, han tenido a su primer bebé.

FIELES A LA CLÍNICA LORETO

Una niña que viene al mundo a las dos y diez de la tarde, en una sala de partos. Su madre, Sofía, que renunció a sus derechos al trono griego al casarse con don Juan Carlos, ha sido atendida por los doctores Mendizábal, Olmedo, Taracena y Doxiades, médico de la familia real griega. Ayudados todos por la matrona Elvira Moreira. Es la primera niña de la saga dinástica española que nace en un centro sanitario. Su padre había nacido en el policlínico de Roma y su madre, en un palacete ateniense. El fin de un matrimonio real -y ellos aspiran a serlo- es añadir eslabones en la cadena sucesoria: que las mujeres tengan niños.

Ésa y ser regentes son las únicas funciones reguladas que a las consortes se les reserva en la vida. Teniendo esta premisa clara, el siguiente paso es encontrar un ginecólogo y el doctor Mendizábal es por entonces uno de los más prestigiosos de Madrid. Su consulta del paseo de la Castellana 28 es continuación de los salones de la alta sociedad de la ciudad. La única razón para que Elena venga al mundo en Loreto es que el ginecólogo de su madre atiende los partos en dicho centro. La primogénita Borbón y Grecia, sin quererlo, sienta un precedente en su familia. No será el único.

ZOZOBRA Y PREOCUPACIÓN

Lo que sí parecía que estaba claro era el deseo del general Francisco Franco de que le sucediera en la jefatura del Estado un rey. Lo que ya no parece tan fácil, cuando nace Elena, es que el sucesor vaya a ser su padre. Conociendo cómo ha ido transcurriendo la historia, es curiosa la coincidencia entre doña Sofía, en esos momentos candidata a heredera del trono español, y Letizia Ortiz, heredera consorte. Los dos primeros bebés de ambas son niñas. Algo que la actual reina ha declarado que le causó cierta zozobra y preocupación, porque era consciente de la necesidad de un varón. De hecho, cuando nace Elena, se alegran muchísimo, pero cuando lo hace Felipe, el gozo es total y es cuando se oye la famosa expresión: «Por fin es varón. A la tercera va la vencida».

Emociones que también puede estar sintiendo la esposa del príncipe Felipe. Letizia tiene como referente a su suegra y parece que la está calcando. Cuando un grupo de periodistas, conocidos suyos, de la época en la que ejercía como informadora, le pidieron a la esposa de don Felipe concretar su ofrecimiento para tomar un café y así aclarar algunos puntos sobre el tipo de información que se estaba dando sobre ella, la princesa de Asturias se decidió a darles una contestación al cabo de un par de semanas: «¿Desde cuándo la reina Sofía toma café con los periodistas? ¿Lo habéis visto en alguna ocasión?». Éstas fueron más o menos sus palabras.

Por ese motivo, denegaba el ofrecimiento que la propia Letizia les había hecho días antes con un alto y claro «en vuestra casa o en la mía». La reina es su referencia y su modelo.