La alimentación a partir de los 40/45 años

  • A partir de los 40 nuestro proceso de envejecimiento se acelera y los cambios físicos y hormonales, son más evidentes que en décadas anteriores

  • Nuestra mejor arma es la alimentación y el ejercicio para promover una buena salud general y una mejor calidad de vida

  • Vamos a ver algunas pautas sobre cómo modificar nuestra alimentación, qué alimentos evitar o reducir al mínimo y qué otros vamos a tener que incluir para mantenernos sanos y retrasar el envejecimiento

A partir de los 40 y a medida que nos acercamos a los 50, el cuerpo acelera su proceso de envejecimiento y, los cambios físicos y hormonales, son más evidentes que en décadas anteriores. Nuestro metabolismo se va ralentizando por lo que somos más tendentes a engordar, en las mujeres desciende el nivel de estrógenos y la testosterona en los hombres,  la piel pierde elasticidad e hidratación, las articulaciones acumulan un mayor desgaste y se produce una reducción de la masa ósea y muscular, entre otras cosas. 

La alimentación, sigue siendo nuestra mejor arma para no sólo prevenir enfermedades y la futura dependencia de terceras personas, sino también, para promover una buena salud general y una mejor calidad de vida. Hoy en Enphorma Alimentación, vamos a ver algunas pautas generales sobre cómo modificar nuestra alimentación, qué alimentos debemos evitar o reducir al mínimo y qué otros vamos a tener que incluir cada vez más en nuestra dieta para mantenernos sanos y retrasar el envejecimiento. Es importante tener en cuenta, que estas recomendaciones son generales y que, a partir de esta edad, es conveniente hacerse exámenes médicos periódicos para saber en cada momento, qué puede estar ocurriendo en nuestro cuerpo y anticiparnos a posibles problemas de salud.

Alimentos y bebidas a evitar o reducir al mínimo posible

 En primer lugar, cabe destacar, que deberemos limitar al máximo el consumo de alcohol: empezando por lo más doloroso, la cerveza….ya que no sólo es mala para el hígado como bebida alcohólica que es, sino que es muy inflamatoria a nivel gastrointestinal por estar compuesta fundamentalmente de almidones, además, promueve el almacenamiento de grasa corporal.

Si tenemos una celebración o queremos pasar un rato distendido con amigos o familiares, las bebidas alcohólicas más recomendables y siempre con moderación son:

  1. El vino tinto y a poder ser con más de 2 años (un crianza). Este tipo de vino contiene resveratrol, con propiedades antioxidantes y cardioprotectoras y también un alto contenido en quercetina, que tiene propiedades antiinflamatorias. Otra ventaja es que no aporta demasiados azúcares.
  2. El tequila de calidad (hecho con 100% de ágave), este licor  no aumenta el nivel de azúcar en sangre, por lo que pueden tomarlo las personas con diabetes tipo 2, tiene un contenido muy bajo de calorías y no contiene gluten. Además, es de los alcoholes más respetuosos con la microbiota intestinal ya que aporta un alto contenido en fibra y probióticos.
  3. El champán, puede ser una opción particularmente buena si estás tratando de mantener el contenido de carbohidratos al mínimo. Mejor de las variedades secas y brut que son más bajas en azúcar.
  4. Una copita de Brandy, que contiene vitamina C y antioxidantes. Además, diversas investigaciones han demostrado que puede ayudar a prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, así como para combatir la obesidad. Los polifenoles suprimen la actividad de un gen llamado NF-kappaB que produce las inflamaciones". 
  5. La Ginebra, que al estar hecha de bayas de enebro, contienen 87 compuestos antioxidantes distintos, también poseen flavonoides, con notables propiedades antienvejecimiento. Contiene pocas calorías (97 calorias por chupito) en comparación con las 160 de una copa de vino o más de 200 de una pinta de cerveza y tampoco tiene demasiado azúcar.

Recordad, que el consumo excesivo de alcohol tiene efectos muy negativos en la salud, especialmente a medida que envejecemos.

 A evitar también los productos ultraprocesados y todo lo que contenga azúcares añadidos, ya que contribuyen al aumento de peso e incrementan mucho el riesgo de enfermedades crónicas. Optar por alimentos frescos y bebidas lo más naturales posible. Un ejemplo para sustituir los snacks ultraprocesados, podrían ser unas brochetas de frutas, unas ricas aceitunas, vegetales crudos, (como palitos de zanahoria, apio o pimiento rojo) y alegrarlos con un humus o salsa casera de yogur, pepino y hierbas. También frutos secos y semillas, barritas de cereales naturales, palomitas de maíz caseras, o un simple yogur natural con fruta fresca o chocolate 90% cacao y unas nueces por encima. Las bebidas azucaradas deberían sustituirse por té sin azúcar, aguas infusionadas con frutas y especias, zumos naturales, batidos de frutas y vegetales, o bebida de almendras o de coco y por supuesto, el agua con o sin gas.

A reducir drásticamente la ingesta de grasas saturadas y grasas trans: alimentos fritos y carnes grasas como el cordero,  que aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Elige fuentes más saludables de grasa, como el pescado graso, aguacates, nueces y semillas.

Limitar el consumo de sal: ya que un alto consumo puede contribuir al desarrollo de hipertensión y otros problemas de salud. Debemos reducir la cantidad de sal que añadimos a los alimentos y evitar los productos enlatados, que a menudo contienen cantidades elevadas de sodio.

Una vez repasados cuales son nuestros enemigos a partir de los 40, veamos ahora a qué otras cuestiones debemos prestar especial atención:

  • Las cantidades, controlar el tamaño de las porciones de comida: A medida que envejecemos, nuestro metabolismo se va poniendo más lento, lo que significa que necesitamos menos calorías para mantenernos y si no controlamos las cantidades que ingerimos, será muy difícil que mantengamos un peso saludable.
  • Mantener una buena hidratación: a medida que envejecemos, podemos perder parte de nuestra capacidad para percibir la sed, lo que puede llevarnos a una deshidratación. Debemos asegurarnos de beber suficiente agua durante el día, incluso sin que tengamos sed.

 Veamos ahora de qué alimentos deberemos aumentar la ingesta a partir de los 40 (si es que no lo hemos hecho antes).

 En primer lugar, los alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, legumbres y granos enteros, son beneficiosos para la salud digestiva, el control del peso y la prevención de enfermedades como la diabetes, enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer.

En segundo lugar, alimentos que contengan calcio y vitamina D: Estos nutrientes son esenciales para la salud ósea. Alimentos como lácteos bajos en grasa, tofu, yema de huevo, setas, pescados grasos como la trucha o la caballa y verduras de hoja verde. Además, recuerda mantener una exposición diaria al sol para la síntesis de vitamina D o considera un suplemento si tu médico lo recomienda.

También aprovechar los antioxidantes presentes en alimentos como frutas y verduras coloridas, ayudan a combatir el daño causado por los radicales libres en nuestro cuerpo, retrasando el envejecimiento y haciendo frente al desarrollo de enfermedades crónicas o cáncer.

Otro alimento a incrementar en nuestra dieta serían las proteínas de alta calidad: son importantes para mantener la masa muscular y ósea. Prioriza fuentes de proteínas magras, como aves de corral, pescado, huevos, productos lácteos bajos en grasa, legumbres y tofu.

Por último incluye grasas saludables en tu dieta (si no lo has hecho aún). Las grasas saludables, como las presentes en el aceite de oliva, aguacates, nueces y semillas, son beneficiosas para la salud del corazón y el cerebro. Asegúrate de incluir estas fuentes de grasas saludables en tu dieta diaria.

 En caso de no poder incluir o extraer de nuestra dieta algunos de estos nutrientes, podemos consultar con nuestro médico o dietista acudir a la suplementación en cómodas píldoras que nos ayuden a compensar el déficit que tengamos.

En especial serian interesantes, los siguientes suplementos a partir de los 40

  •  Los ácidos grasos omega-3, 6 y 9, que contribuyen a reducir la inflamación, mantener la salud del corazón y el cerebro y favorecer el equilibrio hormonal.
  • Calcio, vitamina D y K: A medida que envejecemos, el riesgo de osteoporosis y pérdida de masa ósea aumenta, más incluso en las mujeres tras la menopausia. Por lo que un buen aporte de calcio y vitamina D son esenciales para la salud ósea. La vitamina D ayuda a absorber el calcio en el cuerpo y a mejorar el estado de ánimo y evitar las depresiones.
  • La coenzima Q10, un antioxidante que se encuentra en casi todas las células del cuerpo y desempeña un papel clave en la producción de energía. A medida que envejecemos, nuestra producción de esta coenzima disminuye. Algunos estudios sugieren que la suplementación con coenzima Q10 puede tener beneficios para la salud cardiovascular y la salud mitocondrial.
  • Vitamina B12 cuya absorción disminuye con la edad. Se trata de un nutriente esencial para mantener la salud del sistema nervioso y la sangre, además de contribuir a la formación del ADN. Su déficit puede ocasionar problemas neurológicos, de equilibrio, depresión o demencia. 
  • Vitamina E: un antioxidante que puede tener beneficios para la salud cardiovascular y el envejecimiento de la piel.
  • Colágeno, una proteína de la que están formados los huesos, cartílagos, la piel, o las uñas por ejemplo. tiene potencial para reducir el envejecimiento de la piel.  Con la edad perdemos capacidad de renovar ese colágeno por lo que puede ser interesante tomarlo como suplemento.
  • Los prebióticos, que son fibras que ayudan a mejorar la flora bacteriana o microbiota de nuestro sistema digestivo. También ayudan a mantener un sistema inmunitario fuerte.
  • Magnesio: un nutriente esencial con un papel importante en el estado de los huesos y en la acción calmante sobre el sistema nervioso ayudando a controlar el estrés y la ansiedad. 

 Resumen de ideas

  • A partir de los 40 nuestro proceso de envejecimiento se acelera.
  • Nuestra mejor arma es la alimentación y el ejercicio
  • A evitar: el alcohol, los productos ultraprocesados o con azúcares añadidos, las grasas trans y la sal.
  • Atención a: las cantidades (reducir las porciones de comida) y mantener una buena hidratación.
  • Aumentar la ingesta de: alimentos ricos en fibra, frutas y verduras coloridas, lácteos bajos en grasa, tofu, yema de huevo, setas, pescados grasos como la trucha o la caballa, proteínas de alta calidad y grasas saludables como el aceite de oliva, aguacates, nueces y semillas
  • Suplementos interesante: Omega 3,6 y 9, vitamina D, Calcio y vitamina K, B12, Magnesio, Coenzima Q10, Colágeno y prebióticos