Lula se despide de las cumbres internacionales en Foz de Iguazú
AGENCIA EFE
11/12/201018:17 h.La cumbre del Mercosur de Brasilia en diciembre de 2002 fue la primera cita internacional del entonces presidente electo, que un mes después tomaría el relevo de la mano de Fernando Henrique Cardoso.
En este tiempo, Lula se ha afianzado como un adalid de la integración suramericana y en un ferviente impulsor de los lazos culturales, sociales y políticos en la región, más allá de las meras relaciones comerciales.
En un discurso pronunciado hace dos semanas con motivo de la conferencia sobre empleo y trabajo del Mercosur, Lula recordó que cuando él llegó a la presidencia, "se decía que el Mercosur se iba a acabar, que no tenía valor" y que era preferible enterrarlo en favor del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
"No aprobamos el ALCA y fortalecimos el Mercosur, que nunca ha estado tan fuerte", se vanaglorió Lula, que no sólo repasó los éxitos económicos del bloque, sino sus avances sociales, como los intercambios de estudiantes universitarios y las facilidades ofrecidas a los ciudadanos en las fronteras.
El buen momento del bloque comercial se materializó recientemente en un acuerdo para eliminar en el futuro el Arancel Externo Común (AEC), que fue suscrito en la ciudad argentina de San Juan durante la cumbre del Mercosur celebrada el pasado agosto.
La importancia de este acuerdo, unida al lento avance de las negociaciones con la Unión Europea, es un factor que podría contribuir en vaciar de contenido la cumbre de la próxima semana, en la que no se esperan progresos de gran calado.
Por ello, la despedida de Lula tiene muchas opciones de suscitar todo el interés y volverse uno de los asuntos centrales de la cita, como sucedió la semana pasada, cuando el mandatario brasileño recibió un emotivo homenaje promovido por la presidenta argentina, Cristina Fernández, durante la Cumbre Iberoamericana de Mar del Plata.
Conmovido y con lágrimas en los ojos, Lula recibió toda clase de elogios y el caluroso aplauso de sus colegas iberoamericanos, en una imagen que probablemente se repetirá en Foz, en su última cita antes de cederle el poder a Dilma Rousseff el próximo 1 de enero.
Con todo, Lula se resiste a pronunciar el último adiós, lo que se palpa en muchos de sus discursos de estas últimas semanas, impregnados de añoranza al poder, a las tribunas y a las grandes citas internacionales, en las que siempre se ha movido con su característico desparpajo y aire campechano.
El líder brasileño asegura que no se va, dice que pretende continuar en la política y trabajando a favor de la integración latinoamericana.
No obstante, se ha negado a aclarar los planes concretos para su futuro más próximo y hasta ahora ha descartado reemplazar al fallecido ex presidente argentino Néstor Kirchner al frente de la Secretaría General de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
No por casualidad, Lula ha sido uno de los principales impulsores de la Unasur, un mecanismo de integración dotado de un perfil más político y menos económico, con el que él considera que hay más margen para caminar hacia "el sueño de la hermandad continental", en sus palabras.
El ex sindicalista siempre ha destacado la necesidad de profundizar en la dimensión política y humana de la integración, y, en el ámbito del Mercosur, se empeñó en impulsar organismos como la Cumbre Social, que se celebra de forma paralela a la reunión de los presidentes, y el Instituto Social, con sede en Asunción.
También ha partido de la iniciativa del presidente brasileño la creación de la primera universidad latinoamericana, la Unila, que fue fundada el pasado agosto en Foz de Iguazú, en la frontera con Argentina y Paraguay y donde el viernes 17 se celebrará la cumbre presidencial.
El centro educativo, que pretende acoger hasta a 10.000 alumnos de toda América Latina, es la guinda al proyecto integrador con cara social que sueña Lula para la región y que, en apenas tres semanas, tendrá que dejar en las manos de su sucesora.