Malasia e Indonesia aceptan acoger, temporalmente, a los miles de inmigrantes que llevan semanas atrapados en alta mar. Huyen de Myanmar, donde son perseguidos por pertenecer a una minoría religiosa, son considerados musulmanes ilegales, apátridas. El compromiso ha llegado después de que los propios pescadores indonesios comenzaran a rescatar a estas personas de un verdadero infierno.