RSF denuncia el incremento de la violencia policial contra los periodistas que cubren las manifestaciones

RSF ha indicado que al menos ocho periodistas fueron arrestados brevemente el domingo en la ciudad y ha subrayado que las fuerzas de seguridad evitaron el paso de los trabajadores de la prensa a la plaza Taksim, epicentro de las protestas, a pesar de estar acreditados.

"Estamos muy preocupados por la naturaleza crecientemente sistemática de violencia policial, que parece más una venganza que una medida de seguridad", ha manifestado la organización. "Es inaceptable que los periodistas sean atacados de forma deliberado, que se les impida trabajar y que sean agredidos por unos agentes que deberían protegerles", ha agregado.

"Los arrestos ilegales deben detenerse y se debe investigar estos casos para castigar a los responsables de los abusos. El Gobierno debe condenar claramente estos comportamientos y dejar de criticar a los medios en sus declaraciones, porque da la sensación de que incitan estos excesos", ha resaltado RSF.

Asimismo, ha manifestado que "muchos periodistas han visto como sus fotografías y vídeos eran eliminados por agentes de Policía" y ha apuntado que las medidas punitivas están siendo tomadas contra periodistas turcos y extranjeros por igual.

La Asociación de Periodistas de Turquía (TGC) ha solicitado también al gobernador de Estambul y a la Policía que se ponga fin al arresto de periodistas y ha dicho que las amenazas del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, contra los periodistas "ponen en peligro la seguridad de los reporteros".

La protesta comenzó a raíz del anuncio de la tala de árboles centenarios de la plaza Taksim para la construcción de un centro comercial, pero la violenta represión policial contra los manifestantes provocó una movilización aún mayor para denunciar lo que consideran autoritarismo del primer ministro.

Los críticos acusan al Gobierno que lidera Erdogan de ser el causante de los problemas que sufre estos días el país por haber arremetido contra los manifestantes en los primeros días de movilizaciones y por haber intentado vincularlos con el terrorismo.

La Policía empleó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes, lo que provocó que las protestas derivaran en enfrentamientos y, posteriormente, se extendieran a otras ciudades.