Francia trata de recuperar la normalidad tras una jornada de destrozos y saqueos durante las protestas de los 'chalecos amarillos'

Escaparates rotos, vehículos quemados… son los destrozos del último sábado negro en París, que según el Ayuntamiento, ha provocado más daños materiales que el 1 de diciembre. Con la luz del día, la capital trata de recuperar la normalidad tras el paso de una guerrilla urbana que deja más de un millar de detenidos sólo allí, más de 1.700 en todo el país, y 118 heridos. Algunos graves, como el hombre, que ha perdido una mano al ser alcanzado por una granada lacrimógena ensordecedora, un proyectil que puede provocar graves mutilaciones. Francia es el único país europeo que lo utiliza. Ha sucedido en el centro de la burguesa Burdeos, escenario también de actos de pillaje multitudinario. Aunque la mayoría de los saqueadores no llevan chalecos amarillos.

"Es el momento de reconstruir la unidad nacional a través del diálogo", decía el sábado por la noche el primer ministro. Mientras tanto, Emmanuel Macron guarda silencio. Sus únicas palabras fueron en un ‘tuit’ para agradecer el trabajo de las fuerzas del orden. Está previsto que se dirija a la Nación en los próximos días para proponer medidas, pero los ‘chalecos amarillos’ tienen más de 40 exigencias, que incluyen subida de salarios, de pensiones y consultas populares.

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