Un líder opositor iraní está dispuesto a hacer frente a un juicio si es público

Así lo anunció hoy el propio clérigo en una carta divulgada por páginas web como tagheer. org y Kaleme.org, está última afín al otro candidato opositor derrotado, Mir Husein Musaví, quien también denunció el supuesto fraude masivo.

Karrubí, que fue dos veces presidente del Parlamento iraní y uno de los promotores de la Revolución Islámica que en 1979 derrocó a la monarquía Pahlevi, precisó, no obstante, que el juicio debe ser público.

"Yo, desde aquí, anuncio que yo no soy un árbol que tiemble con estos vientos. Doy la bienvenida a ese juicio pues tengo pruebas para defender mi oposición, ya que desde hace 21 años conozco estos temas", dijo.

"Estoy preparado para un juicio, pero si en sus reclamaciones van a ser honestas, el proceso debe ser público para que el pueblo, que es verdadero dueño del país, escuche a las dos partes y pueda juzgar" quien es el responsable de lo ocurrido, añadió.

Karrubí aseguró que el movimiento opositor, pese a la represión, dio como fruto positivo que el pueblo iraní pudo ver la otra cara de la moneda del poder y del régimen islámico de Irán.

Sus palabras se producen apenas tres días después de que el fiscal general del Estado, Abas Yafar Dolatabadi, asegurara que el procesamiento de los líderes de la oposición era una simple cuestión de tiempo.

"Lo hemos dicho muchas veces. Los líderes de la sedición han cometido crímenes y las denuncias contra ellos son muchas y están siendo investigadas", expresó el responsable ante un grupo de trabajadores de la universidad.

"Si continúan con sus acciones y se niegan a abandonar el camino que han emprendido, el Poder Judicial actuará con dureza contra ellos. Que no piensen que pueden esconderse tras el tema electoral. Los cargos contra ellos son muchos", insistió.

Dolatabadi especificó que entre estos supuestos delitos destacan el del conspiración para derrocar el régimen islámico y el de colaboración con potencias extranjeras.

Las denuncias contra Musaví, Karrubí y otras figuras del aperturismo como el antiguo presidente Mohamed Jatamí han vuelto a salir a la palestra durante la última semana en diversos programas de la televisión estatal.

La pasada semana, el fiscal general del Estado, Gholam Husein Mohseni Ejaei, reveló que incluso se debate "a alto nivel" la necesidad de detenerlos.

Nada más conocerse los resultados electorales de 2009, tanto Karrubí como Musaví denunciaron un fraude masivo en favor del presidente, Mahmud Ahmadineyad.

La denuncia fue respaldada por cientos de miles de iraníes que se echaron a las calles para protestar, en una movilización que duró varias semanas y que fue violentamente reprimida por las fuerzas de Seguridad, apoyadas por grupos de voluntarios islámicos Basij.

En la represión perdieron la vida cerca de 30 personas según el régimen y más de 70 de acuerdo con el cómputo de los grupos de oposición.

Miles de personas más fueron detenidas y cerca de un centenar, entre ellas importantes responsables de la oposición, artistas, periodistas e intelectuales fueron procesados y condenados a penas de prisión.

Además, cerca de una decena de personas han sido condenadas a muerte acusadas de sedición, conspiración y colaboración con potencias extranjeras para derrocar el sistema teocrático.

Desde entonces, la cúpula del régimen está dividida y el país sumido en una de las peores crisis políticas y sociales desde el triunfo de la revolución.

Tanto Musaví como Karrubí mantienen sus reclamaciones a través de páginas web y denuncian que de facto viven en "una gran prisión", ya que el régimen impide su actividad y movimientos.