La tranquilidad y el buen ambiente de la celebración en Madrid nada tuvo que ver con los disturbios vividos en Argentina, donde la policía tuvo que emplear pelotas de goma y gases lacrimógenos para intentar dispersar a la multitud violenta que celebraba el resultado. Los aficionados lanzaron botellas y cristales contra los agentes. Una actuación de algunos de los hinchas del River similar a la que obligó a suspender el partido en Buenos Aires.