La isla desconocida de todas las afortunadas

Lo bueno que tiene El Hierro, es que no hace falta echar manos de esta pseudociencia para saber que tiempo vamos a tener. La temperatura apenas varía durante el año: entre 19 y 23 grados, y los chubascos suelen en las cumbres mientras que en el sur es ambiente seco. Así que entre el sol de un lado de la isla y las nubes del otro, nos encontramos con las famosas brumas del hierro intentando superar la montaña. Aquí se puede ser testigo en un par minutos de fenómenos atmosféricos que tardaríamos una tarde en apreciar.Es lo bueno que tiene esta isla, se pueden tocar las nubes o bajar a lo más profundo del mar. El Hierro es uno de los sitios más importantes del mundo para practicar buceo. Es el famoso “bajón”. Antonio Gutiérrez de ”el tamboril” nos explica los motivos: ”Hay mucha fauna, las aguas son claras, no están turbias, y la temperatura es cálida durante todo el año”.

Los pescadores que faenan de forma artesanal como la pesca con arpón del peto. Además hay zonas submarinas protegidas por donde ni siquiera es posible bucear. Es una característica de esta isla, su nivel de conservación. Más de la mitad de la isla es terreno protegidos, es decir, un territorio virgen por tierra y agua.

La isla es reserva mundial de la biosfera. Aquí hay flora y fauna desconocidas en el resto del planeta. Como nos explica Miguel Angel el biólogo del lagartario de El Hierro. Aquí se estudia el lagarto gigante de El Hierro (Gallotia simony): “Este lagarto es una joya de la biodiversidad, es una especie única en el mundo no existe en ninguna otra parte es una reliquia de tiempos pretéritos y nuestro objetivo que las generaciones venideras puedan contemplarlo en el hábitat natural”. Con sus 700.000 años de existencia al lagarto se le considera un fósil viviente. Es la isla más pequeña de las canarias y tiene el hotel más pequeño del mundo en capacidad: 4 habitaciones. Miguel, su encargado, dice que “en un primer momento era un almacén para los que descargaban las mercancías del puerto”.

La baja densidad de población hace que sea una isla donde se encuentre la paz y la tranquilidad, como nos dice uno de sus lugareños: “Es un lugar donde aún se escucha el silencio”. O el fuerte viento que corre por el sabinar y que hace doblar las copas de los árboles hasta hacerlas tocar el suelo. Pero no sólo tiene sitios con una naturaleza mágica. También por aquí anduvo la historia. Desde los restos de los primeros pobladores del centro de África hasta lugares que marcaron la humanidad como el paso por el faro de Orchilla. Es el punto más occidental de la isla. Hasta el siglo XIX por aquí pasaba el meridiano cero, el que parte el mundo entre el Este y Oeste. Hasta el descubrimiento de las Azores a mediados del 1.400 era el último lugar del mundo conocido en una isla que hoy sigue estando por descubrir.

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