El Rey acredita a los nuevos embajadores de Panamá, Egipto, Irlanda, Hungría, Portugal y China

El Rey Felipe VI ha acreditado este jueves a los nuevos embajadores en España de Panamá, Egipto, Irlanda, Portugal y China, en una ceremonia solemne en el Palacio Real que se ha interrumpido de forma breve a mediodía para guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas del atentado contra el semanario francés 'Charlie Hebdo'.

Los embajadores han ido llegando uno a uno y de forma escalonada al Palacio Real, montados en carrozas de gala de Patrimonio Nacional. A su llegada al Patio de la Armería, la banda de la Guardia Real les ha recibido interpretado el himno de sus respectivos países.

La nueva embajadora de Panamá, María de las Mercedes de la Guardia de Corró, ha sido la primera que ha recibido Felipe VI en la Cámara Oficial del palacio, donde la diplomática le ha hecho entrega del documento que la acredita como representante de su país en España.

Después de saludar al monarca y al ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, la embajadora ha presentado al Rey a algunos miembros de su misión diplomática que le acompañaban en este acto.

Hechas las presentaciones, el Rey, el ministro y la embajadora han mantenido un encuentro de unos 20 minutos en el despacho del Nuncio, contiguo a la Cámara Oficial. El mismo esquema se ha repetido con los representantes de Egipto, Ahmed Shafik Ismail Abdelmoeti; Irlanda, David John Cooney; Hungría, Eniko Gyori; Portugal, Francisco Pimentel de Melo, y China, Lyu Fan.

La ceremonia, propia de los países con monarquía y cuyo origen en España se remonta al siglo XVI, solo se ha interrumpido a las 12 del mediodía para que Felipe VI guardara, acompañado del ministro de Exteriores y altos cargos de su Casa, un minuto de silencio por las víctimas del ataque de París, como a esa misma hora han hecho diversas instituciones y representantes de la sociedad civil por todo el territorio.

La presentación de las cartas credenciales ante el Rey es requisito imprescindible para que España reconozca formalmente a un embajador como representante de su respectivo país. Aunque es habitual que los diplomáticos lleven incluso un par de meses instalados en su despacho hasta que presentan credenciales, en ese periodo suelen mantener un perfil bajo.