En el funeral del pequeño Jacob, de seis años, fallecido por las heridas sufridas en un tiroteo en su escuela, en Carolina del Sur (EEUU), no podían faltar los superhéroes. El niño adoraba a estos personajes de cómic y por eso la mayoría de las 1.500 personas que asistieron a su despedida iban disfrazados. No se les ocurrió una mejor forma de decir adiós a Jacob.