Massiel ha reaparecido en el plató de Jordi González en silla de ruedas y con un esguince. "Me caí al ir a hacer pipí en el concierto de mi amiga Alaska, después de beberme tres botellas de agua", ha aclarado.
Tras el paréntesis, muchas sentencias en el tono en el que nos tiene habituados: Dando por aquí y por allá a cada cual lo que ella cree conveniente. Sobre Eurovisión ha confesado que su victoria la entristeció: "El éxito de Eurovisión nunca lo aproveché, me entró una depresión y me quedé nueve meses encerrada", ha dicho.
Vestido histórico
También ha mostrado su famoso vestido rosa de flores: "Ha estado muchos años guardado en un papel de seda. Me lo compré en Londres. Cuando tenga una nieta, Aitor (su hijo) aplícate, se lo daré", ha afirmado. Masiel ha tenido palabras de apoyo para Daniel Ciges, el elegido de este año para representar a España en Eurovisión: "Se come la cámara y su canción, un vals, gusta en Europa", ha predicho.
Con Belén ha estado más magnánima: "El Sevilla es la bomba, Belén es Belén: única e irrepetible: Hay gente que está vetada para bailar", ha sentenciado. Sobre Pastora Vera y su nuevo amor, Juan Ribó, ha sido más benévola: "Están encantados y felices, se quieren mucho y van a tirar para delante". Y sobre la canción de Karmele, una de cal y otra de arena: "La introducción se cae, el estribillo está muy bien con el tsunami".
El romance que nunca llegó a comenzar
Con quien se ha mostrado muy cariñosa ha sido con Jimmy Jiménez-Arnau, un viejo amigo suyo y de su familia. "Jimmy me mandaba cartas de amor en 1972", ha explicado y se ha lanzado a declamar las poesías con las que intentaba conquistarla. "Estaba loco por ella, iba como un perro detrás de ella a sus conciertos", ha corroborado el antiguo enamorado, que acabó casándose con la nieta de Franco.