Capítulo: 'El fantasma de los cuernos'

telecinco.es 15/09/2009 18:47

Uno de los mayores, si no el mayor, miedo en toda pareja es la aparición de una tercera persona. Aun así solemos descuidar aspectos fundamentales de la relación sin pensar en las consecuencias. Reduciendo a la mínima expresión las relaciones íntimas, discutiendo hasta por el jabón de manos y llenando las horas compartidas de tristes silencios. Y cuando descubrimos que el otro tiene un amante, nos echamos las manos a la cabeza: «Es un cabronazo», «una puta»... ehhh, para, para. Deja que te diga algo. ¿Quién es el mejor amigo del hombre, aquel capaz de serte fiel hasta después de la muerte, e incluso de morir de pena recostado sobre tu tumba? El perro, ¿verdad? El mismo capaz de escaparse de tu lado y de no girarse por mucho que le grites persiguiendo una perra en celo, ¿me equivoco? Necesita desahogar su instinto primario y a tu lado no le es posible, así que no dudará en dejarte tirado. Y me da igual que te escandalices, que te enfades porque compare la relación entre dos adultos con la del perro con su amo. Estoy convencida de que una de las razones más poderosas para que alguien se busque o caiga en un lío es esa: la imposibilidad de desahogar en casa los instintos primarios, además de la falta de comunicación, los reproches constantes, la faltad de libertad y un mínimo de diversión en el día a día.

Sí, ya sé, hay muchos que lo hacen por vicio, por mucho sexo que tengan en casa, por muy bien que vaya la relación. Pregúntate entonces por qué elegiste a ese elemento. Posiblemente ya te era infiel cuando salíais y no lo quisiste o supiste ver, o al menos apuntaba maneras, o tal vez no. Ante estos especímenes no conozco el remedio, lo siento. Para los demás, ya sabéis que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, pero ¿realmente quieres pillarle?, ¿estás dispuesto a asumir las consecuencias?, ¿serás capaz de perdonar y seguir hacia delante, o te verás obligado a dejar la relación quedándote solo y desamparado?, ¿y si no es solo un rollo de una noche?...

Es conveniente que pienses bien cómo vas a afrontar unos cuernos antes de ponerte a investigar en serio si te la están pegando. Si aun así quieres saberlo, no te será difícil descubrirlo: solo se trata de observar con lupa la vida del otro. Si sigue los mismos horarios, dónde está cuando no está contigo, si se acicala más que de costumbre, si te hace regalos sin motivo, si ya no quiere tanto sexo... registrar carteras, móviles y ordenadores es contraproducente, ya que si no encuentras nada, habrás roto la barrera de su intimidad y te sentirás fatal. No hace falta llegar a esto, solo mantén los ojos bien abiertos. Seguro que conoces casos de amigas o amigos a los que su pareja les pone los cuernos y todo el mundo lo sabe menos ellos. Eso es porque no quieren darse por enterados y prefieren vivir felices en su ignorancia, aunque esta sea ficticia. Si tú prefieres saber qué hay y luego decidir, vamos a hacer un repaso del panorama cuernil para que te vayas familiarizando con los términos y las situaciones que puedes llegar a vivir. Ahora sois jóvenes, ni se os ocurriría complicaros la vida con un amante, «antes la/le dejo que vivir una mentira». Tú espera que vengan los hijos, las preocupaciones serias, la adolescencia de esos hijos y No pretendo deprimirte, pero tampoco pienso dar la espalda a lago que nos puede ocurrir tarde o temprano, o nunca, lo cual no estaría mal. Para prevenir algo es fundamental saber a qué nos enfrentamos. -Tipos de cuernos

- ¿Inocentes? Flirteos. Son esas caídas de ojos, esos juegos de palabras, ese mírame pero no me toques que llenan las relaciones interpersonales del día a día. Muchos los necesitan como manera de reafirmar su autoestima, de sentirse deseados, de confirmar que son fieles porque quieren, no porque no puedan dejar de serlo. Normalmente son actos inocentes que no llegan a nada más, pero normalmente no quiere decir siempre, ¿verdad? El flirteo puede ser la antesala de unos cuernos en toda regla. Si se repiten con la misma persona, por ejemplo, cabe la posibilidad de que surja la química. Una vez ocurre esto, es muy probable que la única manera de calmar el calentón sea con un buen apretón.

- Casquete de una noche. Hay mil y una situaciones que pueden llevarte a cometer este error imperdonable. Una salida con amigos, una fiesta de trabajo, un viaje de negocios, una visita al supermercado. Sí, sí, no hace falta irse a lo obvio. Cuando el casquete de una noche sale a tu encuentro, te pillará dondequiera que te encuentres. Porque tú lo has invocado, porque consciente o inconscientemente lo has atraído hacia ti. Cada uno tiene sus motivos, sus problemas conyugales, sus necesidades... No voy a meterme en eso. Solo un consejo: cuando lo tengas en frente, cuando sepas que la escapatoria no es una opción, disfrútalo al máximo, ya que, lo hagas o no, tendrás que pagar por ello el resto de tu vida, bien con la implacable autoculpa, o con los reproches de tu pareja, en caso de se lo cuentes, se lo cuenten o te pille sin más.

- A dos bandas. Hay que estar hecho de una pasta especial para practicar el amor a dos bandas. Llevar doble vida no debe de ser fácil y tengo que decir que no envidio lo más mínimo a quienes lo hacen. Debe de ser agotador mentir a dos personas continuamente, celebrar dos cumpleaños, dos Navidades, dos aniversarios... Habría que analizar cada caso en concreto para poder juzgar al culpable de los cuernos. Puede haber casos de mujeres encantadas de que su marido no se meta entre sus sábanas y de que aun sospechando que tiene un amante no se atrevan ni a insinuarlo. O de amantes felices con su posición de queridas, con los regalos que reciben, con el pisito reformado donde hacen el amor. Y habrá también casos de mujeres que ahogan sus llantos en alcohol o de amantes crédulas convencidas de que el divorcio está cerca. Y aunque estoy convencida que son los menos, también habrá casos de mujeres hartas de sus maridos que se desfogan con el fontanero una vez por semana o con el profesor de piano al que tienen más a mano (je, je). Sea como fuere, jugar a dos bandas re puede llevar a la quiebra mental, tú sabrá si tienes la fortaleza para aguantarlo.

-Tipos de amantes

A Para hombres

- La colegiala. Este tipo de amante abunda entre los cincuentones pitopáusicos aquejados de pánico a la impotencia senil prematura. El solo hecho de imaginar que en un día no muy lejano tendrán que recurrir a la viagra porque ya no se les levantará los hace correr hacia los brazos de jovencitas inexpertas. Junto a ellas se sentirán unos chavales (aunque para los demás sean unos viejos verdes) y estarán encantados de que por fin sus cinco minutos sean suficientes. Esta relación, basada en el sexo (corto, pero sexo al fin y al cabo) y en el ansia de aprendizaje femenino, se acabará tan pronto la colegiala se líe con un colegial que la lleve el éxtasis. Cansada de esconderse en habitaciones de hotel y de perderse planes con los colegas, preferirá la libertad del botellón, de las pistas de baile y de los coches tuneados antes que seguir al lado de un hombre mayor aburrido y casado, no lo olvidemos.

- La madurita interesante. Cuando un hombre busca, o encuentra, una madurita interesante de compañera de cama, el problema es mucho mayor. No se trata solo de satisfacer su ego, su virilidad o sus partes bajas, lo que le ha hecho traicionarte es algo más profundo. Está necesitado de cariño, de compañía, de conversación y de sexo con amor, algo que contigo le falta hace demasiado tiempo. Tan culpable es él por irse con otra, como tú de dejar de amarle y no tener el coraje suficiente para abandonarle. Él ha sido el primero en encontrar quien cubra sus necesidades, eso es todo. Las mujeres solemos bastarnos solitas por un tiempo, incluso por toda la vida, pero no pretendas que el otro se comporte como tú lo harías. Sí, ya sé, él ha sido un cabronazo cobarde e infiel, ¿y?, ¿piensas odiarle de aquí a la eternidad?, ¿convertirte en una despechada llena de odio y sed de venganza? Te advierto que será tú la que saldrá perdiendo. ¿Mi consejo?, que te separes amistosamente, olvides y recuperes tus sueños, tus alegrías y tus ilusiones. ¿No crees que este plan pinta mucho mejor que ser una resentida gris y coñazo? Todo problema tiene solución, sé inteligente y búscala.

B Para mujeres

- El cachas de gimnasio. Cada vez son más las mujeres que, como los hombres, matarían por un buen revolcón con alguien veinte años más joven. Y cada vez son más las que se atreven a hacer realidad sus fantasías, salen a la calle y lo consiguen. La discreción imprescindible para llevar a cabo la caza de tu presa. Un lugar nada sospechoso, donde se supone que acudes a sudar y relajarte en el spa, y que acaba siendo testigo de tus fechorías. Ponerse en primera fila en clase de stops, lucir modelos insinuantes, coger ese entrenador personal, dar clases, particulares de baile o pilatesm fingir un ahogo en medio de su clase de acuaeróbic, pedir ayuda en los estiramientos, hacerse la encontradiza. Los trucos para que tu presa caiga en tus redes son infinitos y te sorprenderá ver lo rápido que lo tienes entre tus piernas. Le gusta verse deseado, necesita sacar provecho a sus horas de entrenamiento y a ti no se te ve nada mal, qué narices. ¿Inconveniente? Estás siendo infiel, ¿lo recuerdas? En casa hay alguien que te recibe cada noche orgulloso de ver que te machacas en el gimnasio con el objetivo de estar más guapa para él, ¿no te da pena? ¿¿¿No??? Piensa entonces que en cuanto te canses del mochuelo, tendrás que borrarte de ese gimnasio supercompleto que tanto te costó encontrar... ¿Que te quiten lo bailado?... Con que esas tenemos... Pues hala, a pasarlo bien, que para llorar ya habrá tiempo.

- El hombro en que llorar. Hombre sibilino, y por qué no decirlo, bastante feo, que analiza el entorno, traza el recorrido y sin apenas hacer ruido logra que seas tú la que lo recorra hacia él. Presa fácil: mujer despechada, dolida, incomprendida y en crisis pasajera con su pareja. De este tipo de amante es del que más deben cuidarse los hombres, porque llega sin avisar, se convierte en su mejor amigo y acaba llevándosela al catre. Las mujeres necesitamos sentirnos únicas, la más guapa, la más sexi, la más niña, la más ingenua, la más madura, la más lista, la más de lo más. Es difícil mantenernos contentas, lo reconozco, y por mucho empeño que pongáis, nunca nos parecerá que nos queréis lo suficiente. Por eso nos gusta llorar las penas en algún hombro ajeno mientras nos dice que no os merecemos, que no sabéis la suerte que tenéis y que si fuera por ellos, seríamos las princesas de todos sus cuentos y ¡zas! El lobo feroz es capaz de pasar cientos, miles, millones de veladas escuchando a su caperucita. Sabe que llegará el día en el que por fin pasará algo fuerte, en el que tu chico te hará algo «imperdonable», en el que te sentirás herida en tu orgullo, y entonces caerás en sus brazos. Para que se entere, sin enterarse, de que no te tiene tan segura, de que podrías volar de su lado si quisieras. No lo harás, no dejarás a tu hombre por un hombro en que llorar, pero es al hombro le trae sin cuidado, ha conseguido mojar y todo lo demás ya le da igual.

-Posibles reacciones

- Llorar y patalear para después perdonar. Son muchos los que opinan que el día que les pongan los cuernos no piensan perdonar, que romperán la relación sin posibilidad de marcha atrás y que no volverán a ver en su vida ala persona que les hizo tal ultraje. Ojalá fuera tan fácil. Pasa que a veces es mucho más difícil dejar a la persona que se ama que perdonarle una infidelidad. Porque le sigues queriendo, porque sin él/ella no entiendes la vida, porque se te hace un mundo empezar de cero. Lo que harás entonces será llorar, patalear, jugar al tiro al plato con tu vajilla, ofenderte hasta la locura, hasta conseguir que el otro se autoflagele, se humille ante ti, se arrodille, te implore y te haga sentir tan querido como hace mucho, muchísimo no te sentías. Le perdonarás no sin antes decirle que la próxima vez no tendrá la misma suerte y que ya puede currárselo contigo si quiere recuperar tu amor. Déjame que te diga que te equivocas de técnica: sin castigo no hay reinserción. Volverá a engañarte y a suplicarte, a engañarte y a suplicarte, a engañarte... Vale, ya paro, es que quiero que te quede claro para que no te hagan daño.

- Dejar la relación. Aventurados los capaces de tomar el camino correcto. Coger distancia, intentar averiguar qué ha fallado para que una tercera persona entre en vuestras vidas, sopesar los pros y los contras de volver a su lado, recuperar tu autoestima a solas... es un trabajo difícil, pero con garantías a largo plazo. A lo mejor basta con separarse unos días, un mes o un año, o tal vez en ese intervalo descubras que no hay nada que recuperar. Sea como fuere, cuanto más largo sea el espacio de tiempo que te tomes para decidir, tanto mejor será el resultado que consigas.

- Pagar con la misma moneda. Al contrario que la solución anterior, la del ojo por ojo reporta muchas satisfacciones a corto plazo, pero pocas o ninguna pasado un tiempo. Si tienes buen corazón (y yo confío en que así sea), los remordimientos serán tu mayor tortura. Tu delito: un triple engaño. A tu pareja, a la persona que has utilizado ara vengarte a ti mismo. Superar eso te va a resultar difícil, te lo aseguro. Aunque a priori no sea un plan muy apetecible, tu vida será más apacible y feliz llorando porque te engañaron que riendo como Cruella de Vil porque tú también has sido capaz de pegársela.

-Consecuencias

- A corto plazo. Al enterarte de una infidelidad, es fácil que se apodere de ti un sentimiento de inferioridad que te taladre, tu autoestima estará un tiempo por los suelos y te mirarás al espejo en busca del motivo que llevó a tu pareja a los brazos de una tercera persona. Es un proceso normal, al igual que los celos enfermizos, el sentimiento de culpa, el odio, los lamentos por no haber estado más alerta. Vívelo como parte intrínseca al hecho de los cuernos, pero no permitas que domine tu existencia. Torturarse en exceso o recrearse en el propio dolor solo te llevará a retrasar el tiempo de superación e incluso a que se instale en tu interior un despecho nada recomendable. Ese que se hará patente en cada surco de tu piel convirtiéndote en un ser ajado u gris. No lo permitas; si no eres capaz de besarle, déjale; si decides perdonarlo, hazlo y sigue hacia delante con alegría y confianzas renovadas.

- A largo plazo. Pasado un tiempo prudencial (un año como mínimo), la herida abierta en tu pecho debería ir cicatrizándose. Si seguís juntos, es el momento de olvidar además de perdonar. El tópico de «perdono pero no olvido» es detestable. Si perdonas, ten también las agallas de olvidar y dale una nueva oportunidad a lo vuestro. Deja que sean los ciervos quienes luzcan perennes sus cuernos y libérate tú del peso de las astas. Acepta que aquello ya pasó y que no tiene por qué repetirse. Otra cosa es que con el tiempo descubras que no merece tu perdón. Nunca es tarde para hacer la maleta; y no pienso escuchar excusas baratas, que si no tienes dinero para ingeniártelas sin él o sin ella, que si quién me va a querer ahora, que si le juré amor eterno en el altar... Lo que pasa es que no tienes valor para enfrentarte al mundo y eso, perdona que te lo diga, no tiene nada que ver con los cuernos que te puso, esos de los que ya casi ni te acuerdas.