Los vecinos de Toén, en Ourense, se preguntan cuánto tiempo pasó la burra en el agua del río Miño con la piedra de enormes dimensiones, unos 15 kilos atada al cuello. Tampoco saben si la dejaron allí o la corriente arrastró al animal río arriba. El alcalde, Amancio Cid, ha explicado a la Voz de Galicia, que la burra "está delgada y deteriorada". Tiene roces y heridas en las patas del roce causado por el arnés durante años de trabajo.
La encontró un vecino en la tarde del miércoles y de inmediato dio el aviso a protección civil. Vive en un cobertizo de propiedad municipal y nadie la ha reclamado. El animal, explica el alcalde, ha encontrado compañía en un perro, también abandonado y que fue hallado horas antes que ella en la misma zona.
El perro, muy dócil, no se separa de la burra. Se niega a moverse cuando intentan llevarlo a otro. Solo cuando la burra se pone en marcha, el perro se mueve. El futuro de ambos es incierto. El alcalde pretende que alguna protectora se haga cargo de la burra pero al can, salvo que algún vecino quiera adoptarlo, le espera la perrera.