En la Selva de Chang- Mai

REBECA SAN CRISTÓBAL OREA 17/10/2009 00:00

Nada más bajar del autocar seréis 'asaltados' por un grupo de personas dispuestas a llevaros a donde necesitéis. El consejo a seguir es no fiarse de la primera oferta que os presenten y optar por los conocidos como 'red cars'. Los distinguiréis enseguida: tienen aspecto de la típica ranchera con la parte de atrás adaptada para los viajeros. Resultan muy económicos y se conocen muy bien la zona. Aquí los 'tuk-tuk' sólo tratan de sacar dinero a los turistas.

Hay mucho que hacer por aquí así que lo más aconsejable es visitar una agencia de turismo local. En el centro, veréis unas cuantas, la mayoría ofrecen las mismas excursiones.

Nada más llegar nos topamos con el famoso 'mercado nocturno'. Aquí es donde podéis comprar todo lo que queráis y más. Si habéis seguido el consejo de esperar hasta llegar aquí no os arrepentiréis. Aquello que os pudo llamar la atención en Bangkok también lo podéis adquirir aquí, y por menos dinero.

Encontraréis cosas únicas que merecen la pena comprarlas como recuerdo, aunque aquellos enganchados a las marcas disfrutarán de un oasis pues todo con lo que puedan soñar estará más que nunca a su alcance. Eso sí, no olvidéis que se tratan de falsificaciones, muy bien hechas, pero falsificaciones al fin y al cabo.

¿Un viaje en elefante?

Nuestra excursión comenzó con el safari de elefantes. Es, sin duda, un espectáculo curioso de ver. Los paquidermos sorprenden al visitante con una agradable bienvenida, seguida de una demostración de sus habilidades: como el baile o la pintura... Como colofón, el viaje sobre ellos en plena naturaleza. No olvidéis poner buena cara si queréis llevaros de recuerdo la foto que os harán al comienzo del trayecto...

Lo que viene a continuación me dejó entre asombrada y entristecida. Se trata del lugar conocido como 'Tiger Kingdom'. Por su nombre es fácil adivinar que lo que allí se pueden ver son tigres, pero lo que nadie puede imaginar es que en este lugar lo que pretenden es que los visitantes interactúen con ellos.

Algo tan antinatural debía una explicación y, por supuesto, la hay. Cerca de sus jaulas, donde se les puede ver siempre tumbados y algo adormilados, hay un cartel que aclara que no han sido drogados sino que, simplemente, se les ha acostumbrado a cazar de noche. Una explicación innecesaria si no fuese algo tan evidente, ¿no?

Asistimos algo horrorizados a parte del espectáculo. Uno de los felinos tuvo que aguantar como lo 'domaban' con una vara por siquiera tratar de quitarse una mosca que le revoloteaba. La chica que en ese momento estaba posando junto a él se asustó. ¿Quién iba a esperar que un felino pudiese tener una reacción que pusiese en peligro a la modelo?

Para tratar de olvidar semejante escena, nada mejor que ir a ver el campo de orquídeas y la granja de mariposas. Es realmente fascinante, se respira aire puro por todo el lugar y las flores son tan hermosas que uno no puede dejar de fotografiarlas. Tomaos unos minutos y contempladlas, merece la pena.

¿La verdadera selva?

Como parte de la excursión visitamos el 'Parque Natural Hino Thep'. Aquí se pueden ver dos cascadas. La primera de ellas se aprecia mejor desde abajo. Subir hasta arriba resulta algo cansado y del todo inútil pues las vistas no son mejores. En cambio la segunda presenta un entorno de lo más especial, rodeado por una vegetación fascinante.

Tras esto, nos llevaron a un 'poblado indigena'. Creo que aquel poblado era el menos indígena de todos los que allí había. La gente estaba muy acostumbrada a ver a los turistas pasar por allí una y otra vez y sus actos parecían proceder más de un papel aprendido que una manera de vivir. Aquí podéis comprar unos hermosos telares hechos por unas amables ancianas. No hay trampa ni cartón, las podéis ver haciendo sus labores sin problemas, pero no hay mucho más que ver, salvo quizá las parabólicas más que chocantes con el lugar.

No podía ser de otra manera, así que antes de volver a la ciudad, nos mostraron dos inmensas pagodas gemelas. Una dedicada a la reina y la otra al rey. Uno se siente muy pequeño cuando está contemplando semejantes edificios. Además, el detalle y el cuidado de estas obras están presentes en todas partes. Desde las pinturas que decoran sus techos a los azulejos tallados que los rodean, sin olvidar los jardines que los envuelven y que poseen un cuidado manual constante, como pudimos comprobar.

Las serpientes de 'Doi Suthep'

Incluso aquí, en plena selva, no podemos dejar de visitar algunos de los templos más llamativos del lugar como el 'Wat Ku Tao' o el 'Wat Chian Man'. Lo mejor es que comprobéis con vuestros propios ojos a qué me refiero con lo de 'llamativos'.

En primera línea de todos ellos se sitúa el llamado 'Doi Suthep'. Para llegar hasta él, haceros con un 'red car', ya que se encuentra en lo alto de una colina. Hay dos opciones para subir hasta él una vez llegados a la zona de aparcamiento: se puede subir por sus famosas escaleras, con más de 300 escalones u optar por el funicular.

Una vez arriba os encontraréis con tiendas, lugares para comer y, por supuesto, templos. El que se encuentra en el centro es impresionante por su gran pagoda dorada.

Cuenta la leyenda que este lugar fue construido donde murió un elefante blanco. Podréis ver una representación del mismo allí.

Para los más avispados que opten por subir en funicular (que cuesta 20 baths) es más que aconsejable que se muevan a la hora de bajar y opten por las escaleras. A los lados de las mismas podrán ver unas hermosas serpientes talladas que recorren toda la escalinata hasta lo más alto del templo. Es algo que hacemos todos los turistas, pero el paisaje merece la pena, ¡Haceos una foto!