Cabizbajo por cómo está pasando estos últimos meses, Raúl cuenta su historia. "He tenido que suspender mi boda. A causa de la crisis no tengo trabajo y la única opción que me queda es vender plantitas por los comercios".
Cada tarde Raúl y su cuñada acuden a un mercado mayorista para comprar las plantas que después van a intentar vender tienda por tienda. Es su fuente de ingresos, la única que le posibilita pagar sus deudas.
"Me veía desolado, sin trabajo y con esto de las plantas al menos estoy tirando para poder poner al día mis pagos". Puerta a puerta Raúl ofrece sus flores, sabiendo que la situación tampoco es buena para el resto de la gente.
Tenía previsto casarse en mayo pero ha tenido que aplazar la boda. "El dinero que tenía guardado hemos tenido que gastarlo para pagar las deudas". Su novia, Patricia, se para en los escaparates de las tiendas de novia con la esperanza de poder casarse algún día. De momento su sueño tendrá que esperar. AC