Perdonan 38.000 euros a una mujer insolvente que no recibía la manutención de sus hijos por parte de su exmarido

El Juzgado Mercantil número 1 de Tarragona ha perdonado una deuda de 37.985 euros a una mujer que se vio inmersa en una situación de insolvencia debido a que su exmarido no abonaba inicialmente la manutención de sus dos hijos, establecida durante el divorcio.

La vecina de Tarragona tuvo que solicitar tarjetas de crédito y préstamos para salir adelante y ahora el juez ha aplicado la Ley de la Segunda Oportunidad y le exonera del pasivo insatisfecho.

Los hechos se remontan al divorcio de su marido. Pese a establecerse por convenio regulador que el progenitor debía de pasar una determinada cantidad mensual, éste estuvo un largo periodo de tiempo sin pasarle cantidad alguna, según ha detallado el bufete Bergadà Asociados.

Situación precaria

Esto provocó un grave perjuicio económico en el entorno familiar de la mujer, ya que se llegaron a adeudar hasta 20.000 euros que, pese a los intentos de reclamación, nunca fueron reintegrados en su totalidad.

"Habíamos acordado pagar conjuntamente las actividades extraescolares, el material del colegios y cuestiones importantes como el dentista. Primer empezó a dejar de pagar su parte en esto y luego también la manutención que se había establecido", ha explicado la afectada.

Durante dicho período de tiempo, la mujer tuvo que vivir en "una situación precaria", lo que provocó que para seguir con el sustento de sus hijos tuviera que solicitar tarjetas de crédito para hacer frente a los gastos básicos del mantenimiento del núcleo familiar, así como préstamos.

30.000 euros de deuda en seis años

"Llegaba la época de comprar los libros y solicitaba una tarjeta de 400 euros porque era muy fácil hacerlo. Recuerdo que unas navidades solicité otra porque no tenía con qué comprarles a mis hijos los regalos. En seis años alcancé una cifra de unos 30.000 euros de deuda con diferentes entidades a las que había solicitado tarjetas y préstamos con intereses abusivos. Personalmente, subsistía como podía", expone la clienta de Bergadà Asociados.

Paralelamente, en el año 2020, y tras la crisis originada por la pandemia, estuvo un tiempo desempleada debido a que la empresa donde trabajaba tuvo que cerrar al haberse visto afectada por la covid-19. En ese momento, tuvo que volver a solicitar ayuda económica a entidades financieras y a familiares.

"Todo ello derivó que estuviera en una situación límite", explica la abogada que ha llevado el caso y socia fundadora de Bergadà Asociados, Marta Bergadà. Un año más tarde encontró trabajo en otra empresa e intentó, "a duras penas y con gran ayuda de parte de sus familiares", cumplir con todas sus obligaciones de pago.

Callejón sin salida

De este modo, intentó buscar una solución y evitar que la situación empeorase más, pero pese a intentar renegociar las deudas con las entidades bancarias, estas no le ofrecieron ninguna facilidad.

"Nuevamente, los bancos priorizaron sus intereses antes que proporcionar solución a un cliente que, evidentemente, estaba en una situación complicada, pero que quería hacer frente al pago de sus deudas", comenta Bergadà. Por su parte, la mujer comenta que "no quisieron" reunificar sus deudas y ella ya se veía "en un callejón sin salida" porque hasta el 2028 y 2029 no finalizaban esas tarjetas y préstamos.

Toda esa situación generó un gran derrumbe en la vida de la mujer, junto a un gran estrés, lo que provocó que empeorase su estado de salud. En marzo del año pasado todo empezó a cambiar cuando descubrió la Ley de la Segunda Oportunidad y se puso en contacto con el despacho ubicado en Agramunt.

Vamos a poder tener una vida normal

"Recuerdo que me transmitieron mucha tranquilidad y paz, y desde el primer momento supe que iban a estar a mi lado", indica. Ahora, trascurridos unos diez meses, el titular del Juzgado Mercantil número 1 de Tarragona ha perdonado su deuda de 37.985 euros: "Cuando me comunicaron que me habían exonerado el pasivo insatisfecho vi la luz y empecé a respirar con tranquilidad".

"Ahora podré dedicarme más a mí y a mi salud, tanto física como mental, ya que podré tener una gran tranquilidad. Esto también va a beneficiar a mis hijos de manera directa, ya que, con mucha ilusión, por ejemplo, podré comprarles ropa cuando quieran algo y sin tener que poner excusas para no hacerlo. En definitiva, vamos a poder tener una vida normal", concluye la afectada.

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