Dejar el cargador del móvil siempre enchufado, un hábito con riesgos para la seguridad
Dejarlo siempre enchufado es una práctica muy común, pero nada recomendable por muchos motivos
Lo ideal es optar por cargadores certificados y de buena calidad, desconectarlos siempre que no lo utilicemos y guardarlos en un lugar adecuado
El incendio de la residencia de Aravaca se originó en una habitación de la primera planta: la explosión de un cargador, posible causa
Un cargador de móvil en mal estado pudo provocar un cortocircuito y prender el colchón de una de las habitaciones de la residencia de Aravaca en la que fallecieron dos ancianas. Otra mujer permanece en el Hospital La Paz en estado crítico con quemaduras muy graves y por inhalación de humo; y 16 personas tuvieron que ser trasladadas a hospitales, afectadas de forma leve por inhalación de humo.
No es la primera vez que un cargador de móvil origina un fuego. Dejarlo siempre enchufado es una práctica muy común, pero nada recomendable por muchos motivos, entre ellos, por seguridad. Lo ideal es optar por cargadores certificados y de buena calidad, desconectarlos siempre que no lo utilicemos y guardarlos en un lugar adecuado fuera del alcance de niños y mascotas. Además, se deben sustituir si encontramos signos de desgaste en los conectores o en los cables.
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¿Qué riesgos tiene dejar el cargador enchufado?
El mal hábito de no desconectar el cargador tras finalizar su uso puede provocar que se sobrecaliente tanto el cargador como el dispositivo, lo que puede dañar ambos. Además, si el cargador está en contacto con superficies inflamables como un colchón, el riesgo de incendio se incrementa.
Y no solo eso. La tensión constante puede provocar un cortocircuito. Los cables puedes deshilacharse y los conectores aflojarse y se pueden producir fugas eléctricas, un riesgo de electrocución especialmente si alguien con las manos mojadas los toca.
Especialmente peligroso resulta para niños o mascotas. No solo por el sobrecalentamiento o el desgaste de alguno de los componentes, sino por el mero hecho de que haya cables colgando. Ambos pueden enredarse en ellos, morderlos o incluso tragarlos.
Por último, mantener el cargador enchufado entraña un mayor gasto en la factura de la luz, un desperdicio de electricidad y un desembolso extra para nuestro bolsillo totalmente evitable.
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