Hace más de dos mil años un libro chino llamado 'Crónica de Zuo' documentó la primera lluvia de estrellas líridas y, siglos después, A.E. Thatcher descubrió su origen: el cometa que recibió su nombre. Cada año, a estas alturas de abril, la Tierra atraviesa un anillo de su órbita lleno de partículas que se desprenden del cometa e impactan en la atmósfera, calcinándose antes de tocar superficie. Esos meteoros que atraviesan el cielo son lo que llamamos lluvia de líridas y son posibles porque, cada 415 años, Thatcher pasa por el Sistema Solar y suelta nuevos fragmentos.
La constelación de Lira debe su nombre a la antigua Grecia, donde nace la leyenda de Orfeo. El personaje mitológico que tocaba la lira para calmar a las fieras y reunir a los hombres murió con un deseo: que Zeus hiciera subir su instrumento al firmamento para fijar sus logros en la constelación, junto a las estrellas. Desde entonces, la cita con cielo de abril recibe el nombre de lluvia de líridas.
Aunque no es una de las lluvias de estrellas más numerosas, el tamaño y la lenta velocidad de los meteoros permiten verla, normalmente, con facilidad y sin ayuda de binóculos. Viajan a unos 49 km/hora y caen alrededor de 18-20, aunque en algunas ocasiones de mucha actividad se han registrado hasta 100. Este año la cosa está complicada por dos motivos.
Por un lado, la Semana Santa nos ha dejado unos cielos muy cubiertos y un nuevo frente contribuirá a tapar todavía más el firmamento. Tendremos lluvias, viento y muchas nubes, por lo que verlas no será tarea fácil, aunque tampoco imposible.
El otro ingrediente que va a embrollar más la cita astronómica es la Luna: será muy llamativa porque acaba de pasar el plenilunio, pero aún sigue siendo muy brillante, y deslucirá de madrugada la intensidad de las estrellas.
Te recomendamos alejarte lo más posible de la contaminación lumínica y obstáculos de las ciudades y buscar un cielo lo más oscuro posible. Además, cuanto más hacia el sudeste y en algunas zonas del litoral mediterráneo será más sencillo observarlas.