Además, Sharp ha confirmado este martes en un comunicado que recortará a la mitad los bonos que cobran los directivos y que intentará un acuerdo sindical para reducir los sueldos de los obreros de base en un 7 por ciento durante un año, además del recorte del 2 por ciento acordado en mayo.
La última medida debería suponer un ahorro a la compañía de 14.000 millones de yenes (unos 179 millones de dólares), que se sumaría a lo obtenido con el plan de prescindir de 5.000 empleos, una décima parte de la plantilla. Estos despidos son los primeros de la firma en más de 60 años.
Recurriendo a recortes salariales, Sharp podría evitar tener que prescindir de más puestos y también podría ahorrar efectivo más rápido.
Por ahora, Sharp, que está negociando también una inyección de efectivo de la firma taiwanesa Hon Hai Precision Industry, depende de sus principales bancos -Mizuho Financial Group y Mitsubishi UFJ Financial Group- para su financiación.
Sharp dijo la semana pasada que había hipotecado todas sus oficinas y fábricas en Japón, incluida una que produce pantallas para el último iPhone de Apple, para garantizar los nuevos préstamos de hasta 150.000 millones de yenes que necesita para seguir funcionando.