Las palabras "bio", "eco" y "orgánico" se utilizan a menudo en las etiquetas de los productos para indicar que han sido producidos de manera más natural y sostenible. Sin embargo, es importante entender que estas palabras pueden tener diferentes significados según el país y la regulación.
Pero, ¿qué diferencia hay entre estas tres etiquetas? A continuación intentamos explicar algunas pautas generales para entender la diferencia entre estas etiquetas:
Es importante tener en cuenta que estas etiquetas no siempre son intercambiables y que los estándares pueden variar de un país a otro. Por lo tanto, es importante leer la etiqueta cuidadosamente y hacer una investigación adicional si es necesario para asegurarse de entender lo que significa cada etiqueta y cómo se aplica a los productos que está comprando.
En España, la legislación sobre el etiquetado de productos alimentarios que utilizan los términos "bio", "eco" y "orgánico" está regulada por la normativa europea. En concreto, el Reglamento (CE) nº 834/2007 establece las normas para la producción y etiquetado de productos ecológicos, y el Reglamento (CE) nº 889/2008 establece las normas de aplicación de dicho reglamento.
Según esta normativa, para poder etiquetar un producto como "ecológico" o "bio", este debe cumplir con una serie de requisitos y estar certificado por un organismo de control autorizado. Los requisitos incluyen, entre otros, el uso de métodos de producción sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, la prohibición del uso de organismos genéticamente modificados (OGM) y la prohibición del uso de ciertos pesticidas y fertilizantes químicos.
Además, la etiqueta del producto debe incluir la indicación del organismo de control que ha certificado el producto, así como el número de registro del operador que lo produce. Por otro lado, la normativa europea también establece límites máximos para la presencia de residuos de pesticidas en productos ecológicos.
En resumen, la legislación española sobre el etiquetado de productos "bio", "eco" y "orgánico" se basa en la normativa europea, que establece requisitos muy estrictos para poder utilizar estas denominaciones. Por lo tanto, si un producto está etiquetado como "ecológico", "bio" u "orgánico" en España, es porque ha sido certificado por un organismo de control autorizado y cumple con los requisitos establecidos por la normativa europea.