Cortometraje de tauromaquia en Sevilla

MUNDOTORO 28/04/2009 21:26

De salida, y sin medir velocidad excepto con la vista, un manojo de verónicas que fueron la verónica. La figura encajada, el medio pecho en los cites, brazo suelo, los dedos mimando al sujetar el capote y al echar los vuelos delante de forma suave. Pies firmes, mentón en el pecho mirando a las zapatillas, y compás, y composición y toreo acompañando cintura y pecho cada lance de figura encajada. Torear con los brazos y las muñecas. Embestidas claras y toreo cristalino. Pero cambiaría el guión, esa forma clara de hacer el toreo transparente.

En los siguientes tercios el toro comenzó a moverse de puro nervio, con esa movilidad del toro vivo y con poder. Para poder. Embistió con todo el toro en la primera tanda por el pitón derecho, sin seguirla para adelante, fuerte. Morante tiró el trazo por abajo en la siguiente tanda y el toro la siguió mejor, pero siempre quedando embrocado con el cuerpo del toreo y no con la muleta. Venía y le costaba irse, la faena hacía tablas. Fue con la mano izquierda cuando Morante entendió que el toro rompía dejando esa pausa, citando en el mismo sitio y distancia siempre.

Cogió aún más vuelo la faena, encendió a la grada, comenzó el toreo bueno. Una vez y otra, con firmeza de piernas y brazos, sin dudas, a más siempre y siempre por abajo. Alternando uno y otro pitón, con un valor del que se dudaba y siempre con esa estética del toreo caro. Los naturales de frente fueron ceñidos y por abajo. La obra estaba hecha y hubiera sido obra de dos orejas rotundas, pero pinchó arriba y el público, de pie, entregado, le obligó a dar una vuelta al ruedo de héroe. Hubo luego un quite de dos verónicas excelentes al quinto, pero eso fue todo porque el toro apenas quiso seguir la muleta un par de veces y abrevió.

En realidad la corrida fue para eso, para abreviar. Para adentro fue la bravura de un buen toro de Juan Pedro, el de la alternativa de Nazaré, al que el torero saludo bien y garboso con lances hacia los medios, pero el toro se descoordinó y el sobrero fue justo de raza, como toda la corrida. El lote de Ponce noble, pero sin fondo ni empuje, no le permitió al de Chiva otra cosa que estar profesional. Y el sexto, toro de buenas hechuras, se quedó corto, a la defensiva y sacó muchas complicaciones en la muleta de Nazaré.

Firme ha estado este torero, con aplomo en el primero y entregado en el segundo, mostrando buena actitud y concepto, pero no ha tenido hoy suerte porque el toro de la alternativa, bueno, en nada se pareció a los dos que tuvo que lidiar luego. Media hora, entonces. Media hora para toda una corrida sujetada en el recuerdo de Morante.