La música de Guerrero, nacido en 1946 en Esparragosa de Lares, parte de "armonías y melodías tradicionales de su tierra aderezadas con sonidos del folk americano, el rock, el jazz o el flamenco", y recibe este reconocimiento "por su estilo sobrio y poético", según la Academia.
Durante los últimos 40 años, Pablo Guerrero se ha dedicado a hacer canciones. Fue en 1969 cuando publicó la primera, "Amapolas y espigas", y en 1972 el primer álbum, "A cántaros".
Tres años más tarde lanzaría el trabajo más popular de su carrera, grabado en directo en el Olympia de París. Entre sus discos destacan "El hombre que vendió el desierto" (1988), "Toda la vida es ahora" (1992), "Alas, alas" (1995) y "Sueños sencillos" (2000).
Su último álbum es "Luz de tierra", que acaba de ver la luz y en el que canta y pone música a textos de 15 poetas extremeños.
Paralelamente a la música, Pablo Guerrero ha ido publicando su obra poética, con libros como "Los dioses hablan por boca de los vecinos", "Donde las flores se convierten en agua", "Tiempo que espera", "Mi laberinto", "Los rastros esparcidos" y, recientemente, "Escrito en una piedra".