Hace tres años, Rowe (que nació en la localidad australiana de Ballarat hace 39 años) era un oficinista viviendo una vida que no le gustaba y en un matrimonio que se desintegraba a marchas forzadas.
En medio de un agrio divorcio, sin trabajo, sin vivienda, sin vehículo y tras sufrir el robo de su equipo profesional de rodaje, Rowe fue capaz de escribir el guión de una modesta película que rodó en 17 días y que en el Festival de Cannes se hizo con el prestigioso premio Camera d'Or.
El filme retrata sin censura las prácticas sadomasoquistas de una joven periodista mexicana de origen indígena, interpretada por la actriz Mónica del Carmen, a manos de su compañero habitual, el actor Gustavo Sánchez Parra.
En Toronto, Rowe y "Año bisiesto" han seguido su camino de aplauso de la crítica y el mundo del celuloide antes de que el largometraje se estrene en México el próximo 8 de octubre.
Rowe, con una mirada profunda y un hablar cadencioso marcado por un acento anglosajón, reconoció a Efe que si se hubiese parado a pensar lo insensato de su proyecto cinematográfico, seguramente no lo hubiese hecho.
"La verdad es que si lo hubiera pensado demasiado lo que significaba hacer esta historia en término de dificultades, no lo hubiera hecho. Lo hice porque me parecía que era la historia que yo tenía que contar. Y lo hice sin ninguna censura a la hora de escribir porque lo iba a producir yo", explicó.
Con su voz suave, Rowe expresa con claridad que no acepta los que consideran "Año bisiesto" un filme que denigra a la mujer.
"Es una de las películas más profundamente feministas que salen del cine mexicano en años porque retoma esta posición de víctima de la mujer y la invierte y la pone como la que se hace con el poder y la que está moviendo todos los hilos de la relación víctima-verdugo", declaró.
Cuando se le pregunta por qué quiso hacer una película sobre una mujer, indígena, que experimenta su vida sexual desde el sadomasoquismo y, además, realizada por un mexicano de obvio origen anglosajón, Rowe responde con igual contundencia.
"No lo pensé. La verdad es que hice la película que quería hacer, que me tocaba hacer", añadió.
"También estaba explorando mi propia experiencia", agregó. Una experiencia marcada por la soledad.
"Cuando llegué al país pasé cuatro, cinco, seis años sólo. No hablaba español, no entendía la cultura, no tenía familia. Los amigos que tenía eran de alguna manera superficiales, extrovertidos. Los tenía para la fiesta, para salir", dijo.
"En realidad es una exploración de esos años de mi vida, de esa experiencia de ser un extraño en una ciudad de 23 millones de personas. Es una película que quisiera pensar profundamente mexicana y, sin embargo, es profundamente personal también. Explora mis orígenes como mexicano", explicó.
Sobre el país con el cual se identifica, Rowe señala: "Soy mexicano. Pero la estructura ósea que subyace en mi sensibilidad narrativa es australiana. Europeo, quemado por el sol".
A Rowe le cuesta hablar de su otra experiencia personal.
"Creo que en términos emocionales...", empieza diciendo, pero se detiene y da paso a un largo silencio, tras el cual remata: "Estuve casado siete años. Tuve una relación con una dinámica (silencio) de mucha agresión de mi ex (silencio)".
"Año bisiesto", su desarrollo y creación, ha sido una auténtica catarsis para Rowe.
"Estoy con mucha paz en mi vida, por primera vez en muchos años".
"Yo viví durante muchos años como un oficinista, editando revistas de viajes. Desde Cannes ya no hago eso. Es un regalo de la película, y me han llovido ofertas de producción", explica.
"Tengo varias películas en fila. La primera porque ya está terminado el guión y es también muy sencilla de hacer. Está basada en México y se llama 'Naturalezas muertas'. La voy a estar filmando en el 2011. Tengo una en inglés basada en Estados Unidos, enorme, y otra más en español, en México, y ya".