La Patère Rose desembarca en España con su electro-pop agridulce

AGENCIA EFE 27/11/2010 09:30

"El grupo se gestó de una forma muy pausada, primero poco a poco y luego de modo más serio. Al principio era un proyecto personal y yo me encargaba de todos los aspectos a nivel creativo, pero con el tiempo hemos creado una banda mucho más integrada", explica a Efe la cantante y pianista Fanny Bloom, alias artístico de Fanny Grosjean.

Cuando llegó el momento de publicar su primer álbum, los tres miembros de la formación cayeron en la cuenta de que no habían escogido un nombre con el que pudieran darse a conocer: "Todo responde a una broma algo cutre", arranca Bloom.

"No sé si conoces esa película, 'La pantera rosa'. Pues en francés se escribe 'La panthere rose', así que quitamos la 'n' de 'pantera' y nos quedamos con 'pathere', que se podría traducir por perchero. No es que estemos muy orgullosos de nuestro nombre, pero a nosotros nos vale", añade la artista entre risas.

El teclista Thomas Hébert (Roboto) y el batería y DJ Julien Harbec (Kilojules) conforman las dos patas restantes de La Patère Rose, un conjunto que gusta de componer "melodías sencillas pero muy pegadizas".

"En primer lugar, hacemos música que nos guste a nosotros, la que nos gustaría escuchar si no fuéramos los responsables de la banda. Pero, claro, también componemos canciones para compartirlas con los demás, y el objetivo es que sean buenas", afirma Bloom.

Como si el tiempo no hubiera transcurrido desde los días en el jardín de infancia, las piezas del grupo denotan un evidente carácter pueril, con unas letras que en muchas ocasiones rayan en la más encantadora inocencia.

"No sé de dónde procede esa parte de nosotros, pero supongo que, en cierto modo, se trata del síndrome de Peter Pan. Nos permite seguir creyendo que no envejecemos. No me gustan mucho las canciones demasiado cargadas, demasiado serias, porque las encuentro faltas de sinceridad", reflexiona la vocalista.

En todo caso, La Patère Rose no evita incursiones puntuales en temáticas más adultas y oscuras, aquéllas que les permiten jugar con "un espectro de emociones muy amplio" y aportar mayor riqueza a su catálogo ideológico.

"Los humanos somos así, pasamos por todas las sensaciones. Lo que no quería bajo ningún concepto era encasillarme. La música es un terreno de juego enorme, y no encuentro ningún motivo para ponernos límites innecesarios a nuestro alrededor", detalla Bloom.

"La marelle", "Les deux bonne soeurs", "Chamord-sur-mer" "Jessicok" o "J'ai rêvé" son algunas de las trece composiciones reunidas en "La Patère Rose" (Naïve), un álbum que se edita en España al mismo tiempo que el EP "Wakiki".

"Son cinco canciones en las que sólo hemos utilizado instrumentos de verdad, sin máquinas. Pensamos que podía ser un producto secundario para vender en nuestros conciertos, pero al final decidimos lanzarlo a lo grande", aclara Bloom.

Julio Soria