Argentina, el fútbol y su cultura y el amor, el perdido y encontrado, protagonizan 'Superclásico', de Madsen

EUROPA PRESS 29/10/2011 10:51

Argentina, el fútbol y la cultura que en este país existe en torno a este deporte y un viaje en busca de un amor perdido que concluye con otro encontrado son algunos de los ingredientes con los que el director danés

Ole Christian Madsen ha cocinado el largometraje 'Superclásico', que clausura este sábado la 56 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).

Protagonizada por Anders W. Berthelsen, Paprika Steen, Jamie Morton, Sebastian Estevanez, Adriana Mascialino, Miguel Dedovich y Dafne Schilling, 'Superclásico' comienza con la historia de Christian, propietario de una tienda de vinos al borde de la bacarrota y desesperado tras la marcha de su mujer, Anna, a Argentina, donde trabaja como representante de un famoso futbolista del Bocca, Juan Díaz.

Ante la situación en la que tanto él como su hijo Óscar, de 16 años, se encuentran, el hombre decide viajar a Argentina para llevar en mano los papeles del divorcio a su mujer y así aprovechar para tratar de recuperar su familia.

Padre e hijo llegan a Buenos Aires el día de la celebración del famoso superclásico, el partido que enfrenta a Bocca y River Plate, y tras una visita a la mansión donde su mujer y Díaz viven de la mano de Fernanda, una mujer del servicio al estilo Rotenmeyer que además de poner en orden la casa tratará de reconstruir la estima de Christian.

En su huida del partido Christian se pierde por las calles de la ciudad y va a dar a parar a un pequeño bar en el que conocerá al propietario de una bodega de exquisito vino al que, pese a su rudeza y frialdad inicial, a la que se suma su incomprensión ante sus respectivas lenguas, llegará a hablar de sus conocimientos sobre el mundo de la enología e incluso de experiencias sobre sus vivencias sentimentales.

Objeto de un atraco y protagonista de una fuerte discusión con Anna por el tema del divorcio, Christian ve con satisfacción cómo el momento de firmar los papeles, necesario para que su aún mujer se case con Juan, se retrasa debido a las creencias del futbolista, quien no puede reconocer públicamente su participación en una infidelidad y que reclama la presencia de su sacerdote.

ÓSCAR, EL PADRE DE VERÓNICA Y KIERKEGAARD

Tras un sorprendente encuentro sexual con Fernanda, una visita turística al cementerio con Anna y Oscar se convierte en una nueva ocasión para la discusión entre el matrimonio, que no es capaz de percibir el modo en que su hijo mira a Verónica, la guía, a la que sigue hasta su casa ataviado con un abrigo de invierno pese al calor de la ciudad y acompañado por su inseparable cámara de fotos.

El menor, que como si de una venganza se tratara comunica telefónicamente a Juan, y no a sus padres, que se encuentra bien, llega hasta casa de Verónica donde su familia lo acoge con extrañeza al principio y normalidad al final, momento en el que protagonizan una divertida situación en la que Óscar trata de explicar, en una nación amante del fútbol, que procede de Dinamarca, país de Michael Laudrup mientras el padre de familia conoce, como único danés, al filósofo Kierkegaard.

La vuelta al bar del día del superclásico, donde su amigo bodeguero hace todo un alegato en contra del divorcio que celebran, cómo no, bebiendo, da paso al acto de firma del divorcio, que tras la absolución de Juan Díaz por su participación en la infidelidad, deriva en una nueva riña entre el matrimonio por el modo en que se han hecho las cosas, lo que provoca que Anna pida tiempo para estampar su firma.

La fiesta de compromiso y la lesión de Díaz, pendiente de un contrato con un equipo brasileño que al final no cuaja; la marcha de Christian a una pensión, en la que sin él saberlo se aloja su hijo desde el día en que lo perdieron en el cementerio, y el intento de suicidio del menor ante la falta de noticias de Verónica, con cuyo padre tendrá finalmente que verselas, van conduciendo los acontecimientos a una situación que, pudiendo parecer límite, concluye con absoluta normalidad.

EL DIRECTOR

Ole Christian Madsen debutó como director en 1999 con 'Pizza King', película producida por Nimbus Film que se distribuyó en 15 países y marcó el comienzo de una serie de largometrajes entre los que se incluyen 'Ángeles a cámara rápida' (2005), 'Praga' (2006) y el trabajo del movimiento Dogma 'La razón de Kira, una historia de amor', que obtuvo los premios Robert y Bodil a la Mejor Película del Año.

También ha trabajado en televisión, donde en el año 2000 dirigió la miniserie dramática histórica 'La araña', y en el año 2008 participó ya en la Semana Internacional de Cine de Valladolid con 'Flame and Citron'.