Ferrándiz teje una epopeya de la "fascinante" Barcelona del siglo IX en 'La tierra maldita'
EUROPA PRESS
13/03/201817:45 h.El escritor valenciano Juan Francisco Ferrándiz teje una epopeya sobre la "desconocida y fascinante" Barcelona del siglo IX asediada por los sarracenos en la novela 'La tierra maldita' (Rosa dels Vents/Grijalbo).
En rueda de prensa este martes, el autor ha explicado que es una novela épica y de aventuras, en un lugar poco conocido entonces: Barcelona y la Marca Hispánica, un territorio diferente al que la ciudad será después.
Ferrándiz evoca aquella tierra como el lejano oeste: aislada, despobalda y con un enemigo potentísimo, los sarracenos, con ansias de recuperar el territorio, y en medio una ciudad con un millar de habitantes y condenada a desaparecer como Égara, por ejemplo, que resistía gracias a las murallas.
En el origen de la novela el autor tenía la búsqueda de un reino perdido, como un Avalon, pero con raíces históricas, espacio que halló en la provincia visigoda de la Gotia, en el sur de Francia, una zona situada entre el Ródano y el Llobregat.
"Encontré una tierra desolada, absolutamente dejada, en medio de la disolución, y que resistía gracias a las murallas romanas", ha explicado el escritor, que celebró que este escenario tenía el potencial para crear personajes a la altura, y se lo tomó como su fiera la última novela que publica.
Ha explicado que la novela viaja al escenario desconocido de la Marca Hispánica, que envolvía una Barcelona que no tiene nada que ver con lo que han escrito otros autores sobre la ciudad, sus comercios, la burguesía, el puerto y sus luchas de clases.
"Era una Barcelona condenada a desaparecer, con apenas 1.500 habitantes", ha retratado el autor, que sitúa en esta tesitura conspiraciones de nobles, gente humilde, jóvenes taberneras y a un obispo protagonista, Frodoino (861-890) que hará que todo cambie en la ciudad.
El escritor ha explicado que estas rebeliones sucedieron y están documentadas; y, de hecho, ha señalado que hay historiadores que creen que lo que sucedió en aquella época en Barcelona "tuvo una repercusión mucho más fuerte de lo que podía parecer".
Ha detallado que fue una época muy primitiva y muy antigua: "En aquella época se luchaba por sobrevivir y los problemas no era los de ahora", aunque las grandes cuestiones humanas perviven.
Ha destacado que aquella Barcelona pone de relieve en cierto modo que Catalunya nace de algún sitio: "Se pueden encontrar los orígenes de las cosas", ha añadido.
Su intención era construir una novela lo más épica posible, que tuviera el eco de las sagas fantásticas, con un río Llobregat que era la frontera con Mordor, una península musulmana: "Quería vivir la emoción de una tierra fantástica, pero que tuviera visos de realidad", por ello se ha basado en los estudios de investigadores.
DRAGONES EN EL MONTSENY
Aunque no salen dragones, los personajes de esa sociedad pagana sí creían en los dragones y sirenas, unas creencias que venían directas de la mitología romana: "Era facilísimo imaginar que en el Montseny había dragones, ya que entonces sólo había grandes bosques y paisajes desolados e impresionantes entre Barcelona y Girona".
"Es una Barcelona que no se ha visto a nivel literario: no es la que hemos leído y disfrutado", ha dicho el escritor, que ha dicho que aparece una marca Barcelona muy diferente situada en una época dura, en la que cada seis o siete años todo quedaba destruido.
Sobre la documentación histórica ha dicho que no quedan muchos archivos, y que pese a todo "en esta zona les gustaba escribirlo todo", y que el auge de los notarios de hecho surge de que en Barcelona todo se anotaba.
"MUCHA SANGRE VERTIDA"
Ha destacado que es probable que lo que sucediera en la realidad fuera más fuerte que lo que pasa en sus páginas, "con mucha sangre vertida", que ha constatado en tesis doctorales y algunos libros.
El autor, abogado de profesión, ha explicado que primero era más abogado que escritor y después esto ha cambiado, ya que, si bien sigue manteniendo una cartera de clientes, el peso ha ido basculando hasta que la abogacía ha quedado más relegada.