Los grabados de Goya anticipan en casi un siglo la era moderna del periodismo

AGENCIA EFE 02/12/2010 14:46

Lejos de la prensa administrativa, política, científica y divulgativa de su época, Francisco de Goya (1746-1828) se convirtió en un adelantado cronista gráfico, en un improvisado reportero del momento a través de las series de grabados "Los caprichos" (1799), "Los desastres de la guerra" (1810-1815) y "La Tauromaquia" (1816), que podrán verse en Valladolid hasta el próximo 16 de enero.

Más de doscientos cuadros, presentados con el lema de "La genialidad de un cronista", dan cuenta no sólo del pulso artístico del pintor aragonés, sino también de quien fue "un notario de su época", ha explicado hoy a los periodistas Marisa Oropesa, comisaria de esa exposición promovida por el Ayuntamiento de Valladolid.

Fue "un retratista de su tiempo", ha añadido por su parte Hans Meinke, director de la Colección Arte a la que pertenecen esas piezas, ya que describió "las virtudes, defectos, crueldades y atrocidades" del ser humano a través de una expresión perfectamente extrapolable a la sociedad actual, "ahí radica su modernidad".

Sus grabados, especialmente los de la invasión napoléonica, "nos remiten de forma directa, clara y contundente, a las fotos que todos conocemos de la Guerra del Vietnam", ha añadido Meinke acerca de esas cualidades que sitúan al sordo genial en la línea de una modernidad que tampoco es ajena a la influencia que ejerció, desde el punto de vista estético, en movimientos pictóricos de vanguardia.

Desde Alberto Durero y Rembrandt, ha agregado el director de la Colección Arte, "no ha existido una cima en el grabado" hasta la llegada de Goya.

En "Los caprichos" (1799), a través de ochenta planchas, se alineó con las tesis ilustradas al criticar, en clave de sátira, el dominio del clero y de una decadente nobleza que, desde la ignorancia y la hipocresía, manejaban a las clases sociales más postradas, desasistidas y sumidas en la superstición.

Los vicios del ser humano, entre ellos la prostitución, el alcoholismo y los matrimonios de conveniencia, también censuró el buril de Goya dentro de una serie que ha sido reimpresa en una veintena de ocasiones durante el siglo que media entre 1836 y 1937.

"Los desastres de la guerra" (1810-1815), también conocidos como "Fatales consequencias de la sangrienta guerra en España con Buonaparte", según la dedicatoria que escribió en una de las carpetas, consta de 82 entregas donde Goya muestra de forma descarnada las atrocidades de la Guerra de la Independencia.

Cadáveres arracimados, mutilados e informes, gente vomitando de náuseas, encarnizadas lucha cuerpo a cuerpo y fusilamientos indiscriminados destacan en esa serie junto a la lucha desigual entre el ejército francés y una población mermada por el hambre, sin mas armas que las blancas, su odio al invasor y el ansia de libertad.

"La Tauromaquia" (1816) consta de 33 escenas más amables y menos dramáticas que las anteriores, donde figuran la muerte del célebre espada José Delgado "Pepe-Hillo" en la plaza de Madrid, y un joven Carlos V alanceando toros en Valladolid, "para que luego digan que la fiesta de los toros no se encuentra en la raíz de la cultura española", ha señalado el alcalde de esta capital, Francisco Javier León de la Riva.