Seguimos queriendo tanto a Cortázar

KAMALA OROZCO 12/02/2009 00:00

"Y es la noción de la supervivencia literaria, el prestigio, la fama, lo que yo seré dentro de 20 años. Con la aceleración histórica que estamos viviendo, ninguno será nada dentro de 20 años (...). Yo me pregunto cuál será el destino del libro; dudo que sea algo más que un inmenso archivo de microfilmes para los historiadores. Y anda tú a leer 'Rayuela' en microfilme: ¿a quién le va a importar?". Así relata la escritora Rosa Montero cómo explicaba el propio Cortázar dos años antes de morir la forma en que creía que sería recordado. Al mismo tiempo, "desacralizó la literatura", rompió con la solemnidad. Fernández recuerda que Cortázar solía decir que "en la literatura argentina se silba poco". Algo que también ha señalado el escritor argentino Tomás Eloy Martínez cuando explica que "Cortázar instala en la literatura la idea de que es posible jugar con el lenguaje y la realidad, no tomarse en serio uno mismo. Y de hecho su literatura es eso: no tomarse en serio uno mismo. Toma en serio el destino de los pueblos, la Revolución o el futuro de América Latina, pero no se toma en serio la literatura. El juego es la clave para leer a Cortázar".

Pero el escritor argentino se equivocaba. "Son los jóvenes los que mantienen vivo el interés por Cortázar", señala Juan Cruz. Opinión compartida por Mariángeles Fernández, coordinadora de los talleres literarios sobre Cortázar del Centro de Arte Moderno de Madrid, que cree que el escritor argentino sigue atrayendo al público joven por "su ctitud de continuo asombro y rebelde, de no aceptar las cosas como son, de inconformista con el status quo, la actitud cuestionadora que empieza por la realidad. Todo el tiempo se pregunta ¿esto qué es?".

¿Por qué 'hay que leer' a Cortazar?

Para Javier Sagarna, director de Escuela de Escritores, la respuesta es "por la misma razón que hay que leer a todos los grandes escritores: lo que cuentan le concierne, y además se lo va a pasar usted en grande". Para Sagarna, "cuando uno lo lee por primera vez, Cortázar es un descubrimiento deslumbrante. Parece increíble tanta imaginación, tanto talento, resulta contagioso. Yo particularmente recibí un mensaje muy nítido: atrévete a soñarlo, atrévete a contarlo, vale todo mientras se haga bien".

Juan Cruz destaca su "vitalidad literaria"

e indica que "Cortázar rompió la novela, unió en el relato la realidad con la fantasía y consiguió que la gente creyera que lo que contaba era posible". Para Mariángeles Fernández, "dio una clave de libertad en cuanto a las posibilidades de la literatura", al tiempo que realizó una "propuesta lúdica de lectura" e incorporó "al lector activo" porque "necesitaba lectores cómplices". Además, "descubrió esa parte de humor filoso, de dos caras, que Cortázar explicaba recordando una frase de un amigo:¡Qué risa!¡Todos lloraban!".

'Queremos tanto a Julio'

"Nací en Bruselas en agosto de 1914. Signo astrológico, Virgo; por consiguiente, asténico, tendencias intelectuales, mi planeta es Mercurio y mi color es el gris, aunque en realidad me gusta el verde". Así se describe Julio Cortázar en una carta. Aunque nacido en Europa, a los cuatro años sus padres vuelven a Argentina. Siempre se consideró argentino, aunque abandonó el país en 1951, por motivos políticos.

Juan Cruz, que fue su editor, lo recuerda como "un hombre muy privado, muy tímido, muy preciso, muy solidario, pero también muy poco dado a la vida social. Por sus libros parece que estaba siempre de fiesta, siempre con gente, pero en realidad era un hombre solitario. Era un escritor de la soledad y acabó abrazando causas políticas como la nicaragüense". Mariángeles Fernández explica que "vivía como escribía porque creía que la realidad y la literatura no tienen tantas diferencias".

Pero nadie mejor que Juan Rulfo para explicar por qué Cortázar ha dejado una huella tan perdurable. "Lo queremos porque es bondadoso (...) Nos ha enseñado con sus consejos y a través de sus libros que escribió para nosotros lo hermoso de la vida, a pesar del sufrimiento, a pesar del agobio y la desesperanza. Él no desea esas calamidades para nadie. Menos para quienes saben que, más que sus prójimos, somos sus hermanos. Por eso queremos tanto a Julio".