No son 'piropos': Te cuento qué pasa cuando contestas a los que te acosan por la calle

María L. Villodres 07/03/2018 09:21

Por si algún despistado o despistada ha venido a parar aquí: sabemos ya de sobra que este tipo de situaciones son acoso y no piropos, ¿no? Aquí un enlace a la Wikipedia porque estamos en 2018 y no voy a pararme a explicar esto.

Volviendo a lo que nos ocupa. En ese momento a mí algo me hizo clic. Puedo decir que esta fue mi primera lucha feminista con conciencia de causa. Me planteaba tomar una actitud concreta, un plan. Y empecé a buscar información.

Contestar no es tan sencillo: cosas que pensé antes de empezar a hacerlo

Hola Google: ¿qué puedo contestar cuando un tío me dice cosas por la calle? El buscador respondió con más bien poco, pero sí hubo dos resultados que fueron de mucha utilidad. El primero, una página en la que efectivamente se hablaba de esta práctica como lo que es: a-co-so. Me reafirmaba en la idea de que algo estaba mal si dejaba pasar por alto esos comentarios. Lo segundo fue un vídeo. Una experta en comunicación y género, profesora de universidad, que contaba que se podía contestar y explicaba cómo. (Ojalá recordar su nombre, he intentado encontrar el vídeo pero ha pasado tiempo y los caminos del SEO son complicados).

Había un par de cosas clave:

· El factor peligro. Por supuesto no se trata de asumir (aún más) riesgo. Si un tío se te cruza y te dice “la que te daba” a las 5 de la mañana mientras vuelves sola a casa, no es momento de responder (coge el móvil, llama a alguien, a la Policía, sigue andando). Pero sí lo es a plena luz del día por una calle transitada. Si no te sientes bajo amenaza, pasa a la acción.

· Elegir qué vas a decir. Tener predeterminada una respuesta es más necesario de lo que parece. Las situaciones te van a pillar por sorpresa, aunque te haya pasado un millón de veces ya. Una frase pensada y ensayada que resuma lo que quieres decir al agresor. La mía es “¿no te da vergüenza? Eso es acoso”. En el vídeo la experta también remarcaba la importancia de mantenerle la mirada al decirlo.

Prepárate: a los señores no les gusta esto

La primera vez que respondí fue apenas unos días después de tomar la decisión. A dos calles de mi casa cuando volvía de clase y a un señor de unos 60. No exagero si digo que me sentí poderosa AF. Claro que me temblaron las piernas y claro que me costó clavar los ojos en su cara. Nunca antes había establecido contacto visual con los acosadores. Todo lo contrario, siempre lo había evitado por miedo y repulsión.

Mentiría si digo que recuerdo lo que me contestó aquel. Pero os dejo aquí una lista de las respuestas más comunes:

- “¡Pero si en realidad eres fea!”

- “¡Que no es a ti!”

- “¡Yo no te he dicho nada!”.

- “¡Amargada!”.

- “¡Era un piropo!”. (JAJAJA. Joder, perdón, entonces gracias…).

- “Creída”, etc…

Y la cosa va in crescendo si además están en grupo.

Cortocircuitan. Se revuelven. El cerebro se les fríe. ¿Una mujer contestándoles? Qué digo. ¿Una mujer diciéndoles que eso que hacen esta mal? ¿Que se atreve a llamarles por su nombre? ¿Que encima lo hace delante de más gente y su hombría se siente amenazada? Algunos se descolocan tanto que no consiguen contestar, la minoría por desgracia.

UNA VEZ un hombre me pidió perdón

Como en todo, hay excepciones. (Sí bueno, una durante cuatro años).

Fue andando por Gran Vía. La clásica: él viene de frente y, al pasar por tu lado, se acerca un poco para susurrarte “madre mía”. Respondí como siempre y él se paró: con la mano en el pecho me soltó un “perdona”.

Un momento, ¿QUÉ?

Ojo que no estoy aplaudiendo el gesto. Ni ese ni ningún otro hombre tienen derecho a molestarnos, invadir nuestro espacio y acosarnos.

Pero reconozco que lo inesperado de la situación me sorprendió para bien y me hizo creer en un posible progreso de la humanidad durante unos segundos -luego leí los periódicos y ya se me pasó-. Lo compartí en Facebook:

Compromiso nivel: me afecta en lo personal

Creo tanto en que cada lucha feminista cuenta, que esto ha condicionado ya para siempre mis relaciones personales. Y a mucha honra.

Esto es, por ejemplo: tú y yo no nos vamos a llevar bien si no entiendes que ninguno de esos machitos se está sobrepasando cuando me abordan por la calle. Y así, tal cual, me ha pasado con un tío con el que llevaba algunos meses.

Situación: le cuento que me he peleado con un hombre que me ha dicho “guapa”. Le digo que, después de contestarle, el tío ha negado haberme dicho nada y encima me ha llamado “fresca”. Y él, lejos de un “siento profunda rabia porque tú y todas las mujeres tengáis que pasar por estas situaciones, ¿cómo te encuentras?”, me responde: “¿Qué llevas puesto?”. ¿¡QUE QUÉ LLEVO PUESTO!?

Siento absoluta vergüenza confesando esto. ¿Cómo he podido estar con alguien que te hace ese tipo de pregunta? Lo cuento porque me parece importante subrayar esta idea de que el patriarcado lo tiene todo pringado. No entiende de clases, ni de barbitas y gafapastas.

En España no contamos con ninguna iniciativa legal que ampare a las mujeres frente al acoso verbal callejero ni que lo recoja como delito (aquí un change.org que puedes firmar para reclamarlo

Para denunciar el acoso, que recoge la reiteración así como la puesta en peligro de tus libertades e integridad física o mental, acude a la Policía.

El teléfono para denunciar la violencia de género es el 016, llamada gratuita y que no deja rastro.

Protéjanse, amigas.