El inconveniente fue aún mayor por el número reducido de sitios para recoger las localidades, uno en cada ciudad anfitriona, a excepción de Río de Janeiro, que tiene tres, por lo que numerosos aficionados se quejaron de tener que esperar más de dos horas para conseguir sus entradas.
"Los brasileños deben saber que no pueden obtener las entradas el día del partido. Necesitamos que la gente se acostumbre a comprar las localidades con antelación. Esto no puede suceder en la Copa Confederaciones y, desde luego, menos en el Mundial, que es mucho más importante", afirmó el pasado jueves el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, en rueda de prensa.
Y es que, en contra de la costumbre de la mayoría de los aficionados brasileños de dejar la compra de entradas para el mismo día del partido, la FIFA había establecido que todos los asistentes debieran retirar con antelación en los puestos oficiales las entradas adquiridas a través de internet.
La venta de localidades para la Copa Confederaciones batió un récord en Brasil respecto a las ediciones anteriores del torneo. Se vendieron más de 800.000 entradas de un total de 940.000, tres veces más de las que se vendieron para Sudáfrica.