La formación rusa estaba bajo la lupa de la Comisión Disciplinaria del organismo por los recientes positivos, en menos de un año, de dos de sus corredores, el italiano Luca Paolini, por cocaína, en el pasado mes de julio, y del ruso Eduard Vorganov, por meldonium, en enero de este año.
La comisión tuvo en cuenta "todas las circunstancias del caso" para tomar su decisión final, dejando claro que en el caso de Paolini, el consumo de esta droga "no estaba relacionado con una intención de influir en el rendimiento deportivo" por lo que considera que "la imposición de consecuencias negativas para todo el equipo sería inapropiado y desproporcionado".
"Se entiende que la intención del artículo 7.12.1 es imponer consecuencias negativas en los equipos con ausencia de control en el dopaje para propósitos deportivos de sus deportistas y/o si no están haciendo lo suficiente para luchar contra este dopaje", remarcó el comunicado en la web de la UCI.