La industria del microchip aplaude los 12.000 millones europeos: "España puede ser líder mundial en semiconductores en siete años"

  • El Gobierno ha aprobado invertir 12.250 millones de euros hasta 2027 para impulsar el desarrollo de la industria de chips

  • En España poco más de un centenar de empresas se dedican al diseño de estos productos que luego se fabrican, principalmente, en plantas asiáticas

  • El presidente de la Asociación Española de la Industria de Semiconductores celebra la iniciativa para aumentar la autonomía española y europea de estos productos

“Los semiconductores son esenciales, tanto para los dispositivos domésticos como para los entornos industriales más complejos”. Así resaltaba la vicepresidenta Nadia Calviño la importancia de estos durante el anuncio, este martes, del PERTE Chip. El proyecto estratégico más ambicioso de los financiados con los fondos europeos, que invertirá 12.250 millones hasta 2027 en el impulso de toda la cadena de valor de los semiconductores, desde su diseño a su fabricación, y que ha sido recibido casi con euforia por la industria.

“Los semiconductores intervienen en todos los procesos productivos y llevamos más de un año comprobando cómo su escasez impacta sobre nuestra vida y la economía. No podemos permitirnos el lujo de depender de terceros países para contar con estos productos”, dice Danny Moreno, presidente de la Asociación Española de la Industria de Semiconductores (AESEMI) y responsable de la empresa del sector Wiyo.

En España existen, según esta asociación creada hace apenas seis meses, cerca de 120 empresas en el sector de los chips. Todas ellas son lo que se conoce como fabless, fabricantes sin fábricas, que se encargan de los  procesos de investigación y diseño de estos productos, que luego se terminan de fabricar, habitualmente, en plantas situadas en países asiáticos como Taiwan, Corea del Sur, China o Japón.

“En España estamos produciendo en todas las comunidades. Inventamos, desarrollamos, lo probamos, lo diseñamos con herramientas de 3D que son compatibles con las plantas de fabricación (foundries), que son las que luego funden el chip. Este regresa, lo procesamos, lo integramos y lo comercializamos. Es decir, hacemos todas las etapas, excepto la de la fundición porque aún no es posible hacerlo en España”, explica Moreno.  

A eliminar esa carencia se dirige el plan del Gobierno, que pretende aprovechar la fortaleza española y europea en I+D+i, diseño y maquinaria, y que busca contribuir al plan de la UE de duplicar su capacidad de producción de semiconductores para 2030, que actualmente supone solo el 10% del total mundial.

Siete años para liderar el mercado

La complejidad de esta tecnología, que es muy costosa, implica que el proyecto del Gobierno servirá para reforzar el ecosistema de empresas españolas y atraer a compañías internacionales, pero llevará tiempo ver los frutos.

Hay que apostar entre tres y siete años. No quiere decir que la fábrica necesite todo ese tiempo para estar operativa, pero los resultados fuertes se van a ver en ese plazo. Y eso, si contamos con el apoyo de conocimiento ya existente en el mercado de empresas globalizadas que deseen venir a España. Las compañías que fabrican las maquinarias para estas plantas, como la holandesa ASML, tienen plazos de entrega de entre dos y tres años, a los que hay que sumar el tiempo de montarlos, de probarlos, de crear las salas blancas (espacios que están hasta miles de veces más purificados que un quirófano). Todo esto va a llevar tiempo, pero si no empezamos ahora siempre iremos tarde”, defiende Moreno. 

Chips para la industria

Tres cuartas partes de la inversión presupuestada por el Gobierno en el PERTE Chip, más de 9.300 millones, irán directamente a la construcción de las plantas de fabricación de semiconductores, tanto de tecnología de vanguardia (por debajo de 5 nanómetros) como de gama media (de más de 5 nanómetros).

“La mayor parte de la industria utiliza ahora tecnologías maduras superiores a 14 nanómetros. Llevan ya mucho tiempo en el mercado y son las que abastecen toda la cadena de industrias: automotriz, salud, movilidad, energía… La de 5 nanómetros, que se usa solo para procesadores y memorias, son nuevas tecnologías que requieren mucha más inversión y están concentradas en dos productos: memorias y procesadores, para smartphones y ordenadores”, explica Moreno.

Este responsable de la industria de los microprocesadores considera que la estrategia de España debe pasar por satisfacer las demandas del mercado actual, que funciona con la tecnología más madura, y que permitirá contar con autonomía para la industria y por otro invertir en nuevas tecnologías para llevar productos al mercado a medio y largo plazo.

 "Nos tenemos que enfocar en que las plantas de España sean ser abiertas para satisfacer los diseños de todas las empresas que desarrollen sus chips", plantea confiado en el proyecto que impulsará el sector de la microelectrónica y los semicondutores españoles, tras la apuesta de la Unión Europea por volver a la carrera de esta tecnología con la Ley Europea de Chips presentada en febrero.

"Ya hay muchas empresas transnacionales que están diseñando en España. Hay talento, tenemos el apoyo de las universidades y los centros de investigación, que son fabulosos y que suponen la auténtica materia prima para hacer desarrollos. Estoy convencido de que vamos a ver buenos resultados".