Ocho subidas consecutivas de tipos en Europa. Primera pausa en quince meses en Estados Unidos. Los bancos centrales siguen decididos en controlar la inflación. La medicina es la misma que hace cincuenta años: subir tipos de interés para estrangular la demanda, aún a riesgo de provocar una recesión económica. La zona euro ha entrado ya en recesión técnica y las previsiones de crecimiento para este año se reducen considerablemente. Se complica la digestión de cada dosis adicional del medicamento. Y en julio, habrá más en la zona euro.
Para entender lo que está ocurriendo, la referencia de la crisis de los años setenta no sirve. Esta vez el componente que más ha reaccionado al shock de precios de materias primas y energía ha sido el de los márgenes empresariales. Esto es nuevo y ha costado admitirlo sin ambages: los salarios poco tienen que ver con las cifras de inflación que vemos. Pero esto va a cambiar.
La reacción de los trabajadores preocupa ahora a los banqueros centrales, tanto de Estados Unidos como de la zona euro. Ha quedado claro en sus ruedas de prensa de esta semana. La inflación entra en una especie de tercera fase en la que parece que los márgenes moderarán su avance y los salarios tomarán el relevo. Entra dentro de lo previsto que los trabajadores traten de recuperar parte de la pérdida de poder adquisitivo. Lo que la política monetaria trata de evitar es que ese incremento sea excesivo y dé pie a las empresas para seguir subiendo los precios.
"Nosotros también tenemos puesto el foco ahora en el coste laboral", responde María Romero, socia directora de AFI. "La inflación que más está costando moderar es la del componente subyacente de los servicios, donde el coste es eminentemente laboral. Hay sectores donde la remuneración es baja en comparación con la media y donde puede haber presiones".
Christine Lagarde aludía a esta cuestión en su rueda de prensa del jueves. El banco ha revisado al alza su previsión de IPC subyacente (sin alimentos frescos ni carburantes) principalmente por el comportamiento de los salarios. "No vemos efectos de segunda ronda, pero sí pronosticamos mayor inflación ahora que antes por el aumento de los costes laborales", explicaba Christine Lagarde.
"La cuestión de los márgenes ya esta normalizándose, en media. Hay sectores que ya han recuperado sus márgenes previos a pandemia, otros están lejos", sostiene Romero.
“La subida de los márgenes tiene los días contados porque el banco central no lo va a permitir. Va a enfriar la economía. Ya lo estamos viendo: cae el consumo, el crédito la compraventa de viviendas… Es imposible que se mantenga la subida de márgenes en este escenario. Los salarios vendrán después”, explica Manuel A. Hidalgo, profesor de la Universidad Pablo Olavide e investigador en EsadeEcPol.
Una de las señales de alerta sobre el tema salarial se observa en algunos países del euro, donde unos incrementos elevados están añadiendo riesgos al alza a la inflación, según afirma BCE sin poner nombres. Cualquier desviación de la hoja de ruta que ponga en peligro devolver el IPC al 2% en el medio plazo será castigada con otra subida adicional de tipos, viene a decir el banco central.
"Esos mensajes más duros son para otros países. Por primera vez nosotros somos en los que se tienen que fijar", apunta Hidalgo. "Este mes de junio muy seguramente España tendrá un IPC por debajo del 2%". ¿Es posible? El efecto escalón sigue pesando todavía en el indicador de inflación.
"Además, en España se ha alcanzado el ansiado pacto de rentas y eso nos da media de subida salarial del 4% este año y 3% en los dos siguientes. Para la zona euro se espera un 5,2% este 2023. Pero no hay que bajar la guardia porque si se van por encima de la expectativa, mantendrán más tiempo las tensiones inflacionistas", apunta Romero de AFI.
Lagarde asume que empresas y trabajadores lograrán dar con la fórmula en la que ninguna de las partes alimente más la inflación. “Creo que esto tiene sentido económico, es racional, pero por supuesto somos humanos”. Siempre hay riesgos cuando se trata de humanos.