Quizá el hecho de que la reforma laboral iba a obtener el visto bueno del Parlamento, como finalmente ha ocurrido, ha llevado consigo un acendrado debate en la Cámara Baja. La exposición del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ha sido duramente contestada por los grupos más escorados a la izquierda, que habían anunciado su voto en contra de la normativa, y también por el Partido Popular, que no cree que sea "la reforma que necesita España".
Corbacho ha defendido que la reforma beneficiará directamente a los ocho millones de españoles en paro o con contrato temporal, sin "merma de derechos" para los once millones con contrato estable, y supone un paquete de actuaciones orientadas a potenciar la aún "incipiente" salida de la crisis.
Para el titular de la cartera de Trabajo, la norma aborda muchos de los problemas que viene arrastrando el mercado laboral en la últimas décadas de "forma equilibrada" para impulsar la recuperación económica y hacer del empleo un "factor más productivo, más equitativo y de más calidad".
En relación con las anteriores declaraciones del ministro, en las que manifestó que la reforma no tendría el efecto directo de crear empleo, Corbacho ha hecho una cierta matización: "No crea empleo por sí sola, pero sí puede crear las condiciones" para que después pueda "crearse empleo".
Críticas desde la izquierda
El diputado de ICV, Joan Herrera, ha expresado la crítica más dura por parte de los grupos de izquierda a la normativa que va a aprobar el Parlamento. Para Herrera: "Es un día histórico porque la Cámara va a abaratar el despido". Joan Herrera asegura que su grupo vota en contra porque la propuesta es "desequilibrada", "valiente con los débiles" y su único objetivo es que la "reforma salga aún peor": "Su propuesta es valiente con quien no toca, no les tiembla las piernas ni con la función pública ni con los pensionistas... Ahora no les tiemblan las piernas con los trabajadores".
Las críticas de Herrera han precedido a las de ERC que, si bien ha expresado que, en un principio, la propuesta parecía "razonable", los cambios impulsados en las fechas recientes la habrían convertido en "una muy mala reforma que aún puede empeorar".
"Queremos una reforma que cree empleo"
También el PP, que ha anunciado su abstención en la votación, ha expresado muchas críticas al texto de la reforma. Su portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, ha insistido en la negación de la crisis por parte de los socialistas, a los que ha culpado íntegramente de la destrucción de dos millones de puestos de trabajo.
En línea con las posiciones más liberales, Sáenz de Santamaría se ha centrado en el "mercado de trabajo" y en su funcionamiento como origen del enorme incremento del paro experimentado desde principios de 2008. Para el PP, no se trata de "la reforma laboral que necesitamos", pues se trata de una norma "centrada en el despido" y no en "la creación de empleo". Los conservadores se abstienen pero esperan poder mejorar la ley con las enmiendas que presentarán en el Parlamento.
No ha dejado escapar la portavoz de los populares la "credibilidad de José Luis Rodríguez Zapatero" como principal escollo para superar la crisis, en una suerte de moción de censura retórica. Hace falta "un plan global" contra la crisis de la que la presente reforma solo pasaría a ser una pieza integrada.
Alonso: el PP no tiene ni una sola propuesta
Si dura ha sido la intervención de Sáenz de Santamaría, más aún lo ha sido la del portavoz parlamentario socialista, José Antonio Alonso, que ha criticado la "falta de propuestas" del PP en materia laboral, así como su supuesta pretensión para utilizar la situación de crisis con el único objetivo de "alcanzar el poder". "El único que no ha puesto una sola propuesta sobre la mesa ha sido el PP".
"Señores, ya conocemos la posición del Gobierno. Pongan sus cartas boca arriba. Ahora es el momento de ver quién va de farol, quiénes están pensando en el bien de su país y quiénes solo piensan en las próximas elecciones". EPF/EBP/AVO
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