¿Castigará la UE a los especuladores para evitar más crisis?

ANDRÉS VILLENA OLIVER 12/12/2009 00:00

Impensable hace cinco años y propuesto por un Gordon Brown casi en retirada, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE han reclamado "renovar el contrato económico y social" entre los bancos y la sociedad para garantizar que ésta "se beneficie en tiempos de bonanza y esté protegida del riesgo".

Los bancos deben pagar por sus errores

Hasta el presidente de la Comisión, un liberal ortodoxo como José Manuel Durao Barroso, justifica esta propuesta, alegando que los bancos deben pagar ahora por los errores que causaron la crisis financiera: "Esperamos que otros centros financieros cooperen en esto. No sería justo que algunos impongan cargas muy fuertes y otros no".

Pero Durao Barroso no se queda ahí: además, el impuesto servirá para obtener "fuentes de financiación innovadora" que permitan ayudar a los países en vías de desarrollo. "En la actual situación, con nuestros problemas presupuestarios no sólo en Europa sino también en los países desarrollados, será extremadamente difícil pedir algún esfuerzo adicional. Por eso se plantea esta idea de financiación innovadora".

¿Sobre quién recaerá el impuesto?

¿Una propuesta revolucionaria o un anuncio sin sustancia más? Para los primeros que comenzaron a luchar por la aplicación de la tasa de Tobin a todas las transacciones financieras, el colectivo altermundista ATTAC, la noticia es positiva, pero se tiene que tomar con suma cautela. En este sentido, según reflexiona el profesor de Economía de la Universidad Complutense Jorge Fonseca, la relevancia de esta medida "dependerá de que se apruebe con el acuerdo de todos y de algo muy importante: que no se convierta en un impuesto que se transmita sin más a los ciudadanos".

Para Fonseca, es un asunto complicado: "¿Quiere esto decir que van a llevar a cabo un registro de todas las operaciones financieras, de todas las transacciones o solo de las de la banca formal? Piensa que la Banca no se ha mojado en toda esta crisis y podría acabar reconduciendo estas medidas en cargas fiscales sobre los contribuyentes. Siempre quieren algo a cambio".

Preocupados

De todos modos, este anuncio "no deja de tener interés". Fonseca, también miembro del Consejo Científico de ATTAC, afirma que este hecho "pone en evidencia que están francamente preocupados por lo que puede pasar y están buscando salvaguardas". Unos recursos de protección que los Ejecutivos "neoliberales" habrían ido destruyendo a lo largo de la década de los años noventa.

No obstante, muchos científicos de ATTAC celebran que la Historia les dé por fin la razón. Para Juan Torres, Catedrático universitario y también miembro del Consejo Científico de este colectivo, "esto demuestra que la izquierda va por delante; refleja que lo que empezamos a pedir hace muchos años desde ATTAC no es precisamente utópico, porque las instituciones han tenido que recurrir ahora a lo que nosotros venimos diciendo desde hace mucho tiempo. Si lo hubieran hecho antes, todo lo que ha ocurrido se hubiera podido evitar. Una vez más, serán las propuestas de la izquierda las que salven al mundo".

En la otra orilla

Crítico, pero desde una perspectiva ideológica opuesta, se muestra Juan Ramón Rallo, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y miembro del Instituto Juan de Mariana. Rallo, que también ejerce como jefe de Opinión de Libertad Digital, ve estos anuncios de tasas globales como un futuro aumento en los impuestos de los ciudadanos: "Es una manera de recaudar dinero. Inicialmente la Tasa de Tobin iba a gravar el mercado de divisas, que es un mercado muy inestable, pero se ha acabado extendiendo a todo tipo de transacciones financieras".

Para este economista, estas medidas representarían un paso más en la demonización maniqueísta del papel del especulador en la economía, que, al contrario de lo que se le imputa, podría estar cumpliendo una importante función en la canalización de los flujos financieros: "Si yo tengo un paquete de acciones que quiero vender a un precio determinado, y hay un individuo en el mercado que lo quiere comprar a otro distinto, la transacción no puede tener lugar. Esta solo se efectúa con la participación de un especulador, que compra para vender después a otro precio, por lo que contribuye a la movilidad de los mercados financieros". Un sujeto, el especulador, convertido en anatema por el consenso internacional desde que la caída de Lehman Brothers pusiera contra las cuerdas el sistema financiero mundial.

¿Un paso atrás?

Según Juan Ramón Rallo, no sería el camino, ni mucho menos: "Estos anuncios representan medidas que van en la senda equivocada. Por ejemplo, los países pobres, que tienen moneda propia y para comprar o vender tienen que cambiar primero por dólares y luego por euros, se verían gravados en dos ocasiones, con lo que esto les perjudicaría en su desarrollo. Además, dentro del mercado económico se producirían márgenes de precios que no se podrían corregir". Toda una vuelta atrás en el proceso histórico de la globalización.

Por último, y preguntado por el surgimiento de amenazas continuas en la sociedad actual -cambio climático, terrorismo internacional, crisis financieras-, Juan Ramón Rallo se muestra receloso y crítico con el papel del Estado, posible culpable de la crisis económica actual, junto con los Bancos Centrales: "Todos estos fenómenos, terrorismo, crisis financiera, son reales, pero son utilizados como pretextos para que el Estado crezca. Y una vez acabada la crisis, el Estado retrocede pero menos de lo que había crecido. Lo hicieron los EEUU con la Patriot Act contra el terrorismo y lo hicieron con el New Deal, tras el cual desapareció para siempre el paradigma de los USA como Estado pequeño".

¿El Gatopardo?

Terminadas, por ahora, las bienintencionadas pero vacías cumbres del G-20, los países europeos parecen inclinados a recurrir a recetas que hubieran catalogado de 'trasnochadas' hace solo cinco años. El mundo cambia a una velocidad de vértigo, y prevenir los distintos peligros se ha convertido en una auténtica forma de vida. Mientras unos intentan en Copenhague salvar la tierra, hay quienes calculan ansiosos la fórmula matemática de la que obtener una tasa mágica que sujete el sistema capitalista. Un pegamento global que mantenga el edificio mundial a lo largo de las próximas décadas. Propuestas parece que no faltan.