Así lo puso de manifiesto el director del Gabinete de Coyuntura y Previsiones, Ángel Laborda, en una rueda de prensa, donde explicó que el contrato propuesto contaría con una indemnización superior a la de los contratos temporales (8 días) durante los primeros años, y que iría incrementándose en función de los años trabajados, aunque sin llegar al máximo actual de 45 días por año.
Laborda celebró que todos los interlocutores sociales se hayan puesto de acuerdo sobre la necesidad de reformar el mercado laboral y consideró que "ha llegado la hora de poner patas arriba el Estatuto de los Trabajadores", puesto que las reformas aprobadas hasta la fecha han sido sólo "parches".
En concreto, apostó por reformar todo el proceso de negociación colectiva porque es "muy rígido" y por cambiar el sistema de fijación de salarios que ha sido hasta ahora "nefasto". En este sentido, consideró que el actual sistema salarial ha hecho al país perder competitividad, y se mostró partidario de ligar la evolución de los salarios a los objetivos de productividad.
De esta forma, según indicó, se conseguirá que la negociación colectiva se convierta en una especie de "palanca" para mejorar la productividad del país sin que necesariamente se tenga que producir una merma de los salarios.
Asimismo, se inclinó por abolir las autorizaciones administrativas para los despidos colectivos porque "no tiene sentido" que un funcionario sea quien diga cual es la plantilla "óptima" para un empresa. "Tendrán que ser los empresarios y sindicatos", señaló.
Por otro lado, apostó por liberalizar la intermediación en el mercado de trabajo y por mejorar el sistema de desempleo, ya que, a su parecer, es "mejor" un sistema con prestaciones más "altas" que las actuales pero que duren menos tiempo para evitar que la gente prolongue su permanencia en el paro.
Unas propuestas sonoras que han hecho al Ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, salir al paso. En este sentido, Corbacho se ha mostrado muy claro: "El Gobierno nunca reformará el Estatuto de los Trabajadores porque se lo diga Funcas". "Reformaremos lo que tengamos que reformar si nace del acuerdo y del diálogo social", manifestó.
Al ministro pareció molestarle que otro organismo más, sobre todo relacionado con el sistema financiero, ofrezca sus recetas para reformar el mercado laboral en lugar de hacer "sus deberes" trabajando en una necesidad básica en el momento actual como es la de dar crédito a familias y empresas.
Así, y al contrario que Funcas, Corbacho consideró que la subida del IVA prevista para julio no traerá crecimientos negativos a la economía, pues se trata de una subida muy moderada, que no tendrá grandes efectos sobre el consumo. Lo que sí dijo que tiene impacto sobre el consumo es la confianza y el que haya crédito.
"Si el sistema financiero se aplicara para sí lo que nos recomiendan permanentemente a los demás probablemente las cosas irían mejor y sería bueno, por ejemplo, que dieran más créditos, porque eso animaría el consumo. Como tienen muchos deberes que hacer, que se apliquen, porque el sistema financiero no es precisamente el que nos ha llevado a una tierra idílica", enfatizó el ministro, que ironizó con la posibilidad de que la reconversión que se tiene que hacer en las cajas de ahorros conlleve un "uso excesivo" de las jubilaciones anticipadas y de los ajustes de plantilla.