En un artículo titulado '¿Y por qué no puede cerrarse una caja de ahorros?', Córdoba contesta al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien hace unos días dijo que una caja de ahorros "no puede cerrarse, la única opción es sanearla con dinero público". Para el analista, una caja es una entidad "como otra cualquiera que tiene un activo y un pasivo y cuenta con la particularidad de que los depósitos están protegidos por ley hasta 100.000 euros por cliente".
El experto explica que, asumiendo que la caja haya consumido sus recursos propios, se debe proceder a instar un procedimiento concursal "en el que se cese al consejo de administración y se nombren administradores judiciales profesionales".
"Después, la cartera de depósitos protegidos se puede vender a otra entidad, al igual que la de créditos sanos, para dejar solo lo malo", señala Córdoba, quien apunta que también se podrían recuperar parte de los créditos morosos y al ladrillo, "lo que acrecentaría la liquidez obtenida con las ventas anteriores".
Así, ese dinero en efectivo es el que se emplearía para liquidar a los acreedores por emisiones. "Una vez que se haya hecho todo esto, se cierra la caja de ahorros y sus empleados pasan a engrosar las filas del paro, tal y como ocurre en cualquier otro sector empresarial", subraya.
No obstante, el analista de Funciva afirma que habría dos tipos de damnificados por el cierre: los que compraron acciones ordinarias, preferentes y obligaciones subordinadas, "que solo podrían cobrar parte del dinero invertido o incluso nada", y "los políticos y, en su caso, algún sindicalista, que dejarían de sentarse en los consejos de administración y dejarían de cobrar por no hacer prácticamente nada".
Córdoba se queja de que "todo el dinero que el Gobierno consigue en los mercados se dirige a salvar cajas de ahorros, a pesar de que no paren de caer empresas y autónomos y de que el paro esté llegando a niveles de depresión".
Por ello, Funciva aboga por "no seguir atendiendo en exclusiva a los mercados financieros y salvando entidades, pues Grecia va dos años por delante de España en materia de sufrimiento y ya se están viendo las consecuencias de esas acciones".