Millones de franceses exigen en la calle a Sarkozy que les salve de la crisis

EFE 19/03/2009 17:14

Numerosos franceses salieron a la calle y muchos también dejaron de trabajar por segunda vez en menos de dos meses para protestar contra la destrucción del empleo y la insuficiencia de las medidas del Gobierno, que ya considera que tiene escaso margen de respuesta.

Los ochos sindicatos más importantes de Francia llamaron a la huelga general y a manifestaciones que reunieron a más franceses disconformes con la política de Sarkozy que una acción similar de protesta el pasado 29 de enero, lo que les llevó a considerar como una victoria esta jornada.

Más de doscientas ciudades galas vieron recorrer sus calles hasta a tres millones de manifestantes -según los convocantes-, entre los que había trabajadores del sector público y numerosos de empresas privadas, que en las últimas semanas se han sumado a la sangría de pérdida de empleo que sufre el país.

Además los sindicatos contaban con el "éxito" cosechado por las movilizaciones y protestas en territorios franceses de ultramar, como Guadalupe y Martinica, donde semanas de conflicto habían logrado arrancar de París ayudas especiales destinadas a contrarrestar en esa Francia alejada las consecuencias de la crisis.

Algunos representantes sindicales aludieron a que en la metrópoli son necesarias también nuevas ayudas a la población como las reconocidas a los territorios de dominio francés donde a la protesta se unió la violencia, atajada por el "cheque" enviado por París.

Pero el primer ministro, François Fillon, insistió en una entrevista por televisión al final de la jornada en que la crisis es mundial y que es preciso dejar que actúen las medidas ya anunciadas hace varias semanas en concertación con los sindicatos.

Fillon excluyó la posibilidad de que se apruebe un nuevo "plan de relanzamiento" de la economía gala suplementario al que el Gobierno anunció a finales del año pasado y que inyectará en forma principalmente de inversión en infraestructuras casi 30.000 millones de euros.

Y advirtió de que medidas suplementarias de este tipo u otras de carácter social como las que exigen los sindicatos corren el riesgo de desviar aún más el déficit público hacia el fondo de los números rojos.

Hizo un llamamiento a los franceses a que entiendan que "frente a una crisis exterior tan grave, lo importante es la unión (...), no la división".

El jefe del Gobierno dijo que entendía los problemas de muchos ciudadanos, pero advirtió que no será la movilización en las calles la que resolverá los problemas derivados de "una crisis mundial".

Los franceses se quedaron sin conocer la opinión de Sarkozy sobre la renovada protesta de sus conciudadanos, puesto que el presidente abandonó París con destino a Bruselas, para participar en el Consejo Europeo y después de reunirse con el primer ministro británico, Gordon Brown, sin hacer declaraciones sobre ese tema.

La protesta masiva de los franceses tiene lugar cuando los datos oficiales sobre la evolución económica del país, que se hacen públicos mañana, anunciarán un agravamiento de la situación, con una mayor recesión de la inicialmente prevista y durante más tiempo.

La huelga general no paralizó la actividad del país, puesto que las trabas al transporte, verdadero termómetro del seguimiento de las protestas, fueron limitadas y contenidas en el marco de unos servicios básicos.

En París el transporte público -fundamentalmente el metro y los autobuses, así como los trenes de cercanías- funcionó casi con normalidad en numerosas líneas y los aeropuertos de la capital experimentaron algunos retrasos y cancelaciones, pero no hubo colapso.

Sin embargo, las conexiones ferroviarias de larga distancia e internacionales quedaron afectadas con los países vecinos.