El catedrático de Hacienda Pública y presidente de la Comisión para la Reforma Tributaria, Manuel Lagares, ha considerado que la reforma fiscal acometida por el Gobierno central se ha visto influida "por una visión muy optimista de la coyuntura" en el primer semestre de 2014 que ha esperado que se cumpla a final de año, y ha descartado que responda a que el año 2015 habrá elecciones.
En declaraciones a periodistas antes de ofrecer una conferencia en La Caixa sobre 'Una reforma fiscal para el crecimiento y el empleo', ha considerado que echa "bastantes cosas de menos, algunas muy justificadas", sobre la propuesta que lideró de reforma tributaria.
En su conferencia, ha incidido en que la propuesta del Gobierno central depende del mantenimiento de una coyuntura económica expansiva: "Si la economía continúa funcionando como hasta ahora no harán falta más ingresos; si no ocurre así, ahí están las advertencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (CE), podemos tener riesgo de acrecentar el déficit público".
Lagares ha explicado que también hay que tener en cuenta que la financiación autonómica se ha dejado para después, y ello implica dejar "aparcados" por el momento los cambios en los impuestos de sucesiones, patrimonio, ambientales y especiales.
Ha recordado que la Comisión para la Reforma Tributaria hacía referencia a todos los impuestos, incluidos los autonómicos y locales, mientras que el Gobierno se ha centrado en estatales: el IRPF, el de sociedades y el IVA.
Ha defendido que los impuestos apenas provocan cambios en la distribución de la renta. sino que lo hacen los gastos asistenciales, pero sí que pueden alentar determinados modelos económicos, y con su reforma pretendía "pasar de consumo y viviendas a ahorro y exportaciones".
La reforma fiscal ya ha superado el primer trámite en el Congreso y ha incorporado enmiendas en el Senado, y aunque prevé el grueso de novedades entre 2015 y 2016, la medida de reducción de retenciones para los autónomos ya se aplica desde julio.
Con las rebajas de impuestos y nuevas deducciones previstas, el Gobierno quiere estimular el consumo y el crecimiento económico, y augura que el PIB crecerá un 0,55% adicional gracias a la reforma tributaria.