Los expertos hablan sobre la crisis del Mar Menor: cómo podría salvarse

  • La crisis eutrófica de la albufera se debe a un exceso de nutrientes y se ha agravado debido a la DANA

  • Los expertos advierten de la repetición de nuevos episodios agudos de mortandad y consideran urgente la toma de medidas para la recuperación de un humedal único en Europa

  • Creen urgente atajar la sobresaturación del acuífero y una actividad agrícola sostenible con la laguna

La crisis eutrófica sufrida en el Mar Menor en 2016 se ha cronificado y lo ha convertido en un ecosistema extremadamente vulnerable a múltiples factores como la DANA del pasado mes de septiembre. Esta es una de las conclusiones del Informe de Síntesis sobre el Estado Actual del Mar Menor y sus Causas en Relación a los Contenidos de Nutrientes, un estudio en el que han participado expertos del Instituto Español de Oceanografía, la Universidad de Alicante, la Universidad Politécnica de Cartagena, la Universidad de Murcia, CEBAS-CSIS y la Fundación Nueva Cultura del Agua. Esta laguna, única en Europa, se muere. Una superficie de más de 9.000 hectáreas de las 17.000 total que contiene el sistema "ha quedado de nuevo devastada en el fondo", aseguran los especialistas, que apuntan como causa del proceso de eutrofización el exceso de nutrientes, que se "ha agravado por lo arrastrado por las escorrentías" tras las torrenciales lluvias de la gota fría. Además, avisan que en cualquier momento se pueden "repetir nuevos episodios agudos de mortandad", por lo que es urgente tomar medidas para su recuperación, un "proceso largo y muy complejo", subrayan, en contraposición a la rápida degeneración que está sufriendo esta albufera, considerada desde 1994 uno de los humedales más importantes según el Convenio de Ramsar.

Floración de fitoplacton desmesurada

El Mar Menor está enfermo desde hace tiempo, pero la crisis de 2016 y la pasada DANA son dos acontecimientos más que han empeorado el estado de la laguna. "Los datos antes del episodio de septiembre son un claro indicador de la acidez del agua, sobre todo, el fitoplacton que se encontraba en valores de 3-6 microgramos litro de clorofila. El agua estaba verdosa, al principio del verano estaba algo más clara, pero en el mes de agosto era ya turbia", comenta Javier Gilabert, profesor de Ecología de la Universidad Politécnica de Cartagena. Partiendo de un estado de degradación previo, las lluvias torrenciales que cayeron en la zona sobre el 12-14 de septiembre provocaron un aumento del nivel del mar de medio metro. "Calculando la superficie del Mar Menor estaríamos hablando de unos 70 hectómetros cúbicos en muy poco tiempo. Esa masa de agua transportaba muchísimos sedimentos de tierra, es decir, barro, fango y junto a todo eso muchos nitratos adheridos al suelo y materia orgánica", indica el profesor, que recalca el hecho de que el evento tuviera lugar justo cuando los campos de agricultura se encontraban preparados para una nueva campaña. "En términos meteorológicos, al terminar las tormentas tuvimos tres semanas o más sin viento, calma completa y con una situación muy anticiclónica y bastante calor. Esto proporcionó que el fitoplacton creciera hasta niveles promedio de unos 16 miligramos litro, que es muchísimo”, agrega el profesor Gilabert.

Combinación mortal de anoxia y presencia de sulfuros

Tras una leve disminución de esa clorofila, a finales de octubre volvió a aumentar hasta alcanzar los rangos de 2016, cuando se produjo la crisis de eutrofización (acumulación de residuos orgánicos que causa la proliferación de ciertas algas). "La capa de agua profunda quedó aislada y la columna de agua se estratificó, formando una capa superficial menos salina, que redujo la transferencia de oxígeno atmosférico hacia partes más hondas", indican. Y, además, los expertos añaden una circunstancia más a tener en cuenta: la falta de producción de oxígeno por parte de la vegetación bentónica debido a la ausencia de suficiente luz, provocada por turbidez del agua. La combinación de esa anoxia y presencia de sulfuros en la capa de agua profunda "causó la muerte de la vida asociada al fondo lagunar y la huida masiva de organismos de todas las especies con capacidad de desplazamiento, hacia las zonas menos profundas", constata el estudio.

Pese a que los registros de los últimos días apuntan a un mantenimiento del nivel de clorofila, por lo menos en el norte de la albufera, los técnicos se muestran alerta y no descartan la avenida de nuevas "sopas verdes" y posteriores eventos de anoxia por colapso del sistema, debido precisamente al estado eutrófico previo de la laguna a la llegada de la gota fría. Al mismo tiempo, el estudio incide en las grandes cantidades de materia orgánica y nutrientes procedentes de vertidos de diversa naturaleza como las aguas residuales urbanas, pero, sobre todo, los procedentes de la actividad agraria y agropecuaria del Campo de Cartagena, a los que hay que sumar el fósforo y amonio que libera el propio sedimento.

Salvar el acuífero sobresaturado

Los autores de esta investigación y el profesor Gilabert coinciden en atajar cuanto antes la entrada de nutrientes. "Hay que tener en cuenta que el acuífero está sobresaturado y está vertiendo una gran cantidad de nitratos y por muchas medidas que se tomen, si eso se sigue produciendo, todo lo que se haga será poco eficaz", subraya el experto en Ecología. En estos momentos, los técnicos barajan varias posibilidades como "desnitrificar in situ el agua y poner barreras de nitrificantes”, comenta Javier. Asimismo, a nivel estructural, los expertos aconsejan mejorar las técnicas y eficiencia de la fertilización agrícola "aplicando distintas Soluciones Basadas en la Naturaleza (NBS)" entre las que se encontraría la reducción de los riesgos de erosión nivelando el terreno, sistemas de laboreo menos agresivos, utilización de cubiertas vegetales, recuperación de humedales periféricos y la construcción de otros artificiales, entre otras iniciativas, todas ellas en pleno debate .

Hoja de ruta

El Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) presentó el pasado 25 de octubre al Gobierno de Murcia de una hoja de ruta con medidas inmediatas para la recuperación integral del Mar Menor. Según Efeverde, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) trabaja ya en la rambla del Albujón, una de las fuentes de aportes de nitratos con medidas concretas a corto plazo como la reparación de una tubería que derivaría parte de las escorrentías de uso agrario. Asimismo, se ha realizado un refuerzo de la vigilancia y el control frente al regadío ilegal (hay abiertos en estos momentos 147 expedientes) y se incentivarán las buenas prácticas agrícolas.