¿Quién es el culpable de este tiempo frío y lluvioso en pleno mes de junio?

Marcos Fernández* | Meteoralia 16/06/2016 13:55

Lo normal en el mes de junio es la manga corta y las temperaturas cada vez más elevadas, sobre todo, a tan pocos días del verano. Estrenamos esta estación el próximo lunes coincidiendo con una normalización de la situación atmosférica, que se ha inestabilizado de forma notable con el avance de esta semana.

Hemos pasado de temperaturas muy elevadas, por encima de lo normal para una primera quincena de junio, a valores más propios de mitad de la primavera. Es una situación que, dentro de ser atípica, no tiene nada de excepcional.

Ocasionalmente, el mes de junio sorprende con cambios bruscos de este tipo, que son más habituales en abril o, incluso, en mayo, meses donde la atmósfera aún se encuentra con cambios bruscos del invierno a la primavera.

Además, de esta bajada de temperaturas, el descenso del mercurio no ha llegado solo. Las precipitaciones vuelven a visitarnos para despedir la primavera. Incluso, la nieve ha regresado a las cumbres pirenaicas, de la Cordillera Cantábrica y del Sistema Central. Tampoco es extraordinario, aunque sí llamativo. Las temperaturas han bajado del orden de 15 grados en apenas 48-72 horas y hasta el domingo la situación no se habrá normalizado casi por completo.

Si echamos mano de la estadística de AEMET, encontramos que junio es un mes seco, como lo son julio y septiembre. Durante este periodo, el del verano meteorológico, el anticiclón de las Azores asciende de latitud, se posiciona frente a las costas portuguesas e impide la entrada de borrascas desviándolas a otras áreas del norte de Europa.

Este patrón se repite verano tras verano: cielos despejados y temperaturas elevadas. Tan solo las tormentas, fruto del calor o de pequeñas bolsas de aire frío que se cuelan sobre nosotros, rompen la monotonía. Entonces, ¿qué es lo que está ocurriendo estos días?

El responsable de este retroceso a la primavera es el chorro polar, del que hemos hablado del invierno como el causante de los episodios más fríos y nivosos de la estación. El chorro polar, que circula en latitudes más septentrionales, se desplaza ondulándose. En ocasiones, esas ondulaciones alcanzan latitudes meridionales. Generan un meandro en la atmósfera descargando todo el chorro de aire frío sobre nosotros.

Este es el contexto en el que nos encontramos estos días, una potente entrada del chorro polar a pocas horas de dar la bienvenida al verano y justo después de un episodio de calor intenso.

De hecho, hemos pasado de isotermas muy cálidas de los +20 y +25 a isotermas de +5 y +10. Además, al tratarse de una advección de origen polar marítimo llega cargada de humedad afectando a todo el tercio norte y el centro peninsular.

(Mapa de descenso térmico del 15 de junio de 2016: desplome en el suroeste y centro)

En este tipo de situaciones, Galicia y las comunidades cantábricas son las que reciben un mayor aporte de inestabilidad. Pero, a medida, que se vaya desplazando el chorro polar, otras regiones se irán viendo afectadas tanto por el descenso en las temperaturas como por las precipitaciones. En ocasiones, estas lluvias, están siendo en forma de tormenta. Los núcleos tormentosos nos seguirán acompañando en los próximos días.

Con esta entrada fría, junio seguirá sumando litros en el pluviómetro de buena parte de la Península. La excepción sigue siendo Levante donde arrastran un déficit de precipitación importante en lo que llevamos de año hidrológico. A estas lluvias tendremos que sumar las cantidades recogidas en las tormentas que nos han afectado durante la primera quincena de junio y las que llegarán antes de estrenar julio.

Y es que, si descontextualizamos este coletazo lluvioso de primavera, junio suele ser seco a grandes rasgos. No solo hablamos de las excepciones del Cantábrico o puntos de Galicia. Curiosamente, este mes y los de estío son los periodos en los que más llueve en puntos muy localizados de España, por increíble que parezca.

Hace pocos días, César Rodríguez Ballesteros, funcionario de AEMET, publicaba en su cuenta de Twitter este mapa de precipitación mensual en el que nada debería llamarnos la atención salvo pequeñas motas en la provincia de Teruel o áreas pirenaicas colindantes entre Huesca y Lleida donde de junio a agosto se registran los mayores picos de precipitación.

Este registro no tiene que ver con la situación actual en la que nos vista el chorro polar marítimo sino las tormentas. Con la llegada del calor, áreas muy concretas del Sistema Ibérico y de los Pirineos son proclives, por su situación orográfica, a desarrollar núcleos tormentosos muy fuertes y con gran aparato eléctrico. Suelen dejar cantidades nada desdeñables en un corto espacio de tiempo.

En el caso de algunas áreas de la provincia de Teruel, de clima continental seco, las tormentas de verano son las que proporcionan ese aporte más húmero respecto al resto del año.

Este dato no deja de ser una curiosidad en un contexto de un mes de junio, a grandes rasgos lluvioso, y que está siguiendo la estela de los últimos meses en los que, en general, se ha roto la tendencia de anomalías secas y cálidas para pasar a hablar de una primavera normal o más fría y más húmeda.

Ese es el patrón que se ha impuesto en todo el centro y en parte de la mitad sur y oeste de la Península. Queda por ver cómo se comporta esta segunda quincena y si el verano que está a punto de empezar nos da un respiro frente a los anteriores.

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*Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.