La escala de Ritcher: el termómetro por el que sabemos si un terremoto es devastador o no

  • La escala Richter se utiliza para medir la intensidad de los seísmos: conoce su origen y cómo funciona

La escala Richter es uno de esos conceptos irremediablemente unidos a la idea de desastre, algo lógico teniendo en cuenta que con ella medimos la magnitud de los seísmos que tienen lugar en nuestro Planeta. Aunque todos hemos oído hablar de ella, pocos conocen en profundidad cuál es su origen y cuáles son sus extremos: los terremotos más intensos de nuestra historia, o el lugar en la escala en que podemos colocar los pequeños temblores que se generan en nuestro día a día pero que pasan desapercibidos. ¿Qué es la escala Richter y cómo mide la intensidad de un terremoto? ¿Qué otros fenómenos se pueden medir con esta escala?

¿Qué mide la escala Richter y cuál es su origen?

La escala sismológica de Richter, también conocida como escala de magnitud local (ML), es una escala que asigna un número para cuantificar la energía que libera un terremoto. Su nombre hace honor al sismólogo estadounidense Charles Francis Richter, responsable de su desarrollo en colaboración con Beno Gutenberg, en 1935. Ambos investigadores, en el marco del Instituto de Tecnología de California, dieron con una fórmula que respondía al propósito de separar el gran número de terremotos pequeños de los terremotos mayores, menos frecuentes, observados en la zona sur de este área geográfica. Finalmente, la escala se convirtió en la ‘vara de medir’ para estos fenómenos a nivel mundial, mucho más allá de las fronteras y la casuística de California.

En concreto, se tienen en cuenta tres factores al usar la escala Richter:

  • La amplitud de las ondas en milímetros, tomada directamente en el sismograma.
  • El tiempo en segundos desde el inicio de las ondas P (Primarias) al de las ondas S (Secundarias).

Así, lo que se refleja con esta escala es la energía que se desprende en un terremoto. Además, un detalle clave es que se trata de una escala logarítmica, de manera que la magnitud de un seísmo aumenta 10 veces de un grado al siguiente grado. De esta forma, un temblor de grado 5 sería 10 veces más intenso que uno de grado 4. Del mismo modo, un terremoto de grado 8 no es el doble de intenso que uno de grado 4, sino que sería 10.000 veces más fuerte.

Estos son algunos ejemplos de seísmos y su correspondencia en la escala Richter:

  • Menos de 2,0: En este caso, hablamos de microseísmos: no son perceptibles y ocurren alrededor de 8.000 al día.
  • Entre 2,0 y 2,9. Son seísmos menores. Generalmente no son perceptibles y ocurren alrededor de 1.000 al día.
  • Entre 3,0 y 3,9. También hablamos de seísmos menores, pero más perceptiles, aunque rara vez provocan daños. Sería el equivalente a un terremoto débil que solo se percibe en los pisos altos. Es bastante frecuente: alrededor de 49.000 casos al año.
  • Entre 4,0 y 4,9. Seísmos ligeros, con movimiento de objetos, temblor de ventanas y muebles o de coches estacionados. Es significativo, pero los daños son poco probables. Alrededor de 6.200 suceden al año.
  • Entre 5,0 y 5,9. Entramos en el nivel de seísmo moderado: esta magnitud nos lleva a hablar de posibles daños mayores en edificaciones débiles o mal construidos. En edificaciones bien diseñadas, los daños son leves. Pueden caer árboles y producirse destrozos. Son relativamente frecuentes: unos 800 al año.
  • Entre 6,0 y 6,9. Estos seísmos se consideran fuertes y pueden llegar a destruir áreas pobladas, en hasta unos 160 kilómetros a la redonda. También pueden provocar daños en algunas estructuras y derrumbamientos de muros. Ocurren alrededor de 120 veces al año.
  • Entre 7,0 y 7,9. Hablamos en este caso de seísmos mayores, que pueden causar serios daños en zonas extensas, así como destruir edificios. Alrededor de 18 casos al año.
  • Entre 8,0 y 8,9. Seísmo épico o cataclismo. Estos fenómenos pueden causar graves daños en zonas de varios cientos de kilómetros y tienen capacidad para destruir totalmente una ciudad, así como para provocar el levantamiento de la corteza terrestre. Ocurren de media entre uno y tres al año.
  • Entre 9,0 y 9,9. Seguimos en la categoría de seísmo épico o cataclismo, solo que con una intensidad aún mayor. En este caso la devastación es también extrema, y su frecuencia es menor, de uno o dos casos en 20 años.
  • Más de 10,0. Hablamos en este caso de un seísmo legendario o apocalíptico y, afortunadamente, nunca se ha registrado un temblor de este tipo (desde que existen registros de este tipo de fenómenos).

Por último, cabe recordar que se trata de una escala abierta: si bien no se han alcanzado niveles superiores a 9,6, nada impide que ello pueda suceder y que se registren seísmos que superen los márgenes con los que se trabaja hoy en día. Hasta ahora, el terremoto más intenso registrado según la escala Richter es el que golpeó Chile el 22 de mayo de 1960, con una magnitud de 9,5 grados en la escala Richter. Su intensidad fue tal que se pudo percibir en todo el cono sur de América, y dejó nada menos que 1.655 fallecidos y 3.000 heridos. Dos millones de personas perdieron sus hogares, y el tsunami que generó el seísmo provocó daños graves en Hawai, Japón, Nueva Zelanda, Filipinas y Estados Unidos.