Debates electorales: Las anécdotas y los protagonistas políticos en 47 años de democracia

El año 2023 se ha convertido en un auténtico campo de batalla electoral. Después de las continuas confrontaciones en las elecciones autonómicas y municipales se ha abierto una nueva batalla por las elecciones generales, después de que Pedro Sánchez anunciara que se celebrarán el próximo 26 de junio.

Los malos resultados electorales cosechados por el PSOE en los comicios recién celebrados han llevado a Sánchez a afrontar la complicada situación por la que pasa su partido y ha llegado a proponer seis debates (uno a la semana) con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo. Sin embargo, el candidato del PP no está por la labor de tener tantos encuentros, con lo que los debates electorales se reducirán a solo uno.

Época de debates electorales

En este sentido, cabe señalar que la fórmula del debate televisado se ha popularizado en los últimos años, especialmente después de que aparecieran nuevas formaciones políticas en escena, alejando a España del bipartidismo reinante durante un cuarto de siglo.

Sin embargo, desde que se instauró la democracia en el último cuarto del siglo XX, los debates no siempre han tenido vigencia. Es más, incluso podría decirse que su protagonismo fue residual durante mucho tiempo.

El primer debate electoral de la democracia

Tuvieron que pasar más de tres lustros para que se propusiera esta fórmula habitual en la televisión de Estados Unidos. En plena campaña por las elecciones generales de 1993 se organizaron dos debates entre los candidatos del PSOE y del PP. Por aquel entonces, Felipe González llevaba en el gobierno once años, mientras que José María Aznar había sido elegido para intentar apartar al líder socialista del poder. 

Como se puede suponer, esos dos primeros debates entre candidatos hicieron correr ríos de tinta, ya que nunca se había organizado nada por el estilo en nuestro país. El primero estuvo moderado por Manuel Campo Vidal en Antena 3 y congregó a nueve millones de espectadores. Y en segundo tuvo lugar en Telecinco, con Luis Mariñas como moderador y una audiencia de diez millones y medio de personas.

Los expertos de la época dieron ganador del primer encuentro a un incisivo Aznar, mientras que del segundo salió airoso un González que hizo los deberes para doblegar al del PP.

Solo dos en juego

Tuvieron que pasar otros quince años para que los candidatos de PP y PSOE se volvieran a ver en un cara a cara televisado, aunque en esa ocasión les tocó al por entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy. De aquellos encuentros y del siguiente entre el propio Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba siempre serán recordados los siguientes momentos:

  • En 2009 Rajoy no conoce el bonobús. En pleno cruce de reproches –algo muy habitual en los debates electorales–, Zapatero criticó al PP por haber regularizado a inmigrantes incluso con un bonobús. Sin embargo, el que terminara siendo presidente dos años más tarde no debía estar habituado a viajar en transporte público ya que se limitó a preguntar qué era eso.
  • Para la posteridad también quedaría la metafórica “niña de Rajoy”, aquella que “está en mi cabeza” y para la que quería una familia, una vivienda y unos padres con trabajo.

Debates plurales

Aunque después de 2015 todavía hubo algún cara a cara entre los candidatos de PP y PSOE, como el de Pedro Sánchez y Rajoy, el estilo de los debates cambió y se dio voz a las fuerzas políticas que habían ganado un importante espacio político: Podemos y Ciudadanos, a las que poco después se uniría Vox.

De ese modo, las anécdotas y las frases lapidarias se multiplicaron. Así que, a falta de saber qué nos depararán los debates que se celebrarán en las próximas semanas, reunimos algunas de las más significativas: 

  • En el primer debate a cuatro Mariano Rajoy declinó la invitación y envío a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que se vio las caras con Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos). Para el recuerdo quedaría el “Paga, Monedero, paga” –aludiendo a las deudas de Juan Carlos Monedero–, de Sáenz de Santamaría, y la respuesta de Iglesias: “Se fuerte, Luis, se fuerte” –recordando al ex tesorero del PP–. 
  • Rajoy y Sánchez, a la gresca. El cara a cara entre los candidatos de PSOE y PP en 2015 pasaría a la historia por el mal ambiente entre los participantes. Sánchez tildó a Rajoy de mentiroso e indecente, a lo que el por entonces presidente respondió con adjetivos como mezquino, miserable y ruin –aunque en un primer momento dijo ruiz–.
  • No a Vox. La formación dirigida por Santiago Abascal había ganado protagonismo en 2018 y 2019, pero el hecho de no contar con representación en el Congreso provocó que fuera vetada de los debates que se organizaron de cara a las elecciones del 19 de abril de 2019. Sin embargo, tras el resultado en los comicios, se la tendría en cuenta para el último debate que se ha celebrado hasta la fecha.

Debate a cinco

Las elecciones de abril de 2019 supusieron el ascenso del PSOE como fuerza más votada, la irrupción definitiva de Ciudadanos, la caída del PP, un pequeño descenso para Podemos y la aparición de Vox. Sin embargo, las negociaciones en el Congreso no resultaron productivas y eso llevó a la celebración de unas nuevas elecciones pocos meses después. Antes de que los españoles fueran a las urnas nuevamente, Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Santiago Abascal protagonizaron el último debate para unas elecciones generales celebrado hasta la fecha. De ese encuentro hay que recordar las siguientes anécdotas y declaraciones:

  • A ustedes les hicieron dos referéndums ilegales y se les fugó Torra”. De este modo Sánchez zanjó el tema del independentismo catalán con Casado.
  • Si votas a Sánchez, tienes que votar su papeleta y meter 1.000 euros dentro”, expuso el líder del PP. A esto Iglesias replicó con “De sobres con dinero dentro ustedes, señor Casado, saben más que nadie”.
  • Por su parte, Abascal aprovechó su primera aparición para exponer sus ideas: desde “hay que acabar con la sanidad universal para inmigrantes”, hasta “ilegalizar a los partidos que han cometido un golpe de Estado” –en referencia a lo sucedido en Cataluña–.

Eso sí, los mejores momentos los protagonizó Albert Rivera. De su atril sacó una interminable lista de concesiones del PP y el PSOE a los gobiernos catalanes e incluso un adoquín de Barcelona lanzado por independentistas (“Este adoquín representa la amenaza a la democracia española”).