CiU finiquita el Tripartito para lidiar con la mayor crisis económica

INFORMATIVOS TELECINCO / AGENCIAS 29/11/2010 09:43

Y es que, por primera vez en 11 años, la geometría electoral permite a un partido -CiU- gobernar claramente en solitario, después de una década en la que la presidencia de la Generalitat, tanto la de Pasqual Maragall en 2003 como la de José Montilla en 2006, ambos del PSC, fue fruto de pactos postelectorales con ERC e ICV-EUiA. Ello permitirá al líder de CiU, Artur Mas, la "mayoría amplia" que pretendía para poder formar en Cataluña un gobierno monocolor, en la estela de los ejecutivos de Jordi Pujol, y poder elegir los apoyos parlamentarios necesarios a cada momento.

El secretario general del partido, Josep Antoni Duran i Lleida ha mostrado su "alegría desbordante" en una entrevista en Informativos Telecinco. Duran ha mantenido que "podemos gobernar en solitario" y que "pueden darse pactos puntuales con muchas fuerzas". Pese a todo, ha señalado que "vamos a administrar esta victoria con humildad".

La foto final de las elecciones arroja un escenario que evoca ligeramente al de 1999, la última vez en la que el partido ganador de los comicios catalanes superó el listón de los 50 diputados, ya que aunque CiU ganó -pero no gobernó- en 2003 y 2006, lo hizo entonces con 46 y 48 diputados, respectivamente.

De esta manera, Artur Mas se erige, al tercer intento, como futuro presidente de la Generalitat, y lo hace mejorando el resultado de 1999 cosechado por Jordi Pujol (56), su valedor político al designarle su sucesor en el liderazgo de CiU.

La cruz de los resultados

El reverso de la noche electoral lo encarnaba el actual "president" en funciones, , quien ya ha anunciado que no optará a la secretaría general del partido y abre el debate sucesorio en el socialismo catalán. José Montilla

El PSC se ha desplomado en las urnas rompiendo a la baja la barrera psicológica de los 33 diputados que obtuvo en 1980, la primera legislatura del ciclo de 23 años de gobiernos de Jordi Pujol, al alcanzar 28 diputados, nueve menos que en 2006. La de ayer fue la noche más triste en la sede del PSC de la calle Nicaragua.

Además, el desplome socialista encierra un augurio poco esperanzador de cara a las aspiraciones del PSC en las municipales de mayo de 2011, ya que CiU ha derrotado claramente al PSC en Barcelona, el feudo emblemático del socialismo catalán.

El cambio de escenario político también es especialmente relevante, por razones bien diferentes, para el PPC de Alicia Sánchez Camacho y la ERC de Joan Puigcercós. El resultado del PPC con 18 diputados es doblemente significativo en tanto que recupera la tercera posición en el Parlament, aventajando claramente a una ERC que pasa de 21 a 10 diputados y supone la mejor cosecha electoral de su historia en Cataluña, aventajando los 17 escaños de Aleix Vidal-Quadras en 1995.

En cambio, y tras alcanzar el cielo con 23 escaños en 2003 con Josep Lluís Carod-Rovira, ERC se ha desplomado hasta los 10 diputados, empatando con ICV-EUiA y perdiendo así la llave de la gobernabilidad que había custodiado durante los últimos siete años.

El PPC también ha abierto brecha respecto a ICV-EUiA, formación que, al igual que ERC y PPC, estrenaba líder con Joan Herrera y que retrocede dos escaños (de 12 a 10), después de asumir en la última legislatura consellerias clave como Interior y Medio Ambiente.

Cita en el Camp Nou

La sorpresa de 2006, Ciutadans, ha logrado mantenerse en el Parlament, aunque sin el anhelado grupo propio que pretendía su líder, Albert Rivera, quien deberá compartir grupo mixto con otro líder de marcado perfil mediático y en las antípodas ideológicas, el dirigente de Solidaritat per la Independencia, Joan Laporta. El ex presidente del Barça es la única cara sonriente de un independentismo cuya fragmentación se ha manifestado de manera descarnada, con tres partidos en liza y una hemorragia de más de 56.000 votos respecto a los resultados de ERC en solitario en 2006.

Probablemente Laporta coincida hoy, junto con otros dirigentes políticos, incluido Artur Mas, en los palcos del Camp Nou con motivo del clásico Barça-Madrid.

Quizás serán estos los últimos noventa minutos de relax que podrán permitirse antes de regresar a la realidad -más o menos cruda- que les espera para los próximos cuatro años. Eso sí, lo único cierto es que la crisis económica seguirá presente cuando el nuevo año traiga un nuevo gobierno para Cataluña. EBP