España se somete a la supervisión internacional como miembro del G20

AGENCIA EFE 11/11/2010 05:00

Salgado, que acompaña al jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, ofreció una rueda de prensa en Seúl tras la cena de trabajo con la que comenzó la cumbre del G20, donde España consolidó su participación tras recibir cinco invitaciones consecutivas.

En la cumbre, los líderes de las principales economías y de las potencias emergentes darán luz verde al acuerdo de Basilea III, que aumentará los requisitos de capital de las entidades bancarias para hacer frente a crisis futuras, y Salgado avanzó que también se fortalecerá la regulación y supervisión de las entidades tan grandes que su quiebra pondría en peligro el sistema financiero.

Se comenzará con los bancos de dimensión global y será el Foro de Estabilidad Financiera el que elabore la lista de las entidades que tendrán que someterse a examen, aunque Salgado consideró "razonable" que bancos como el Santander y el BBVA estén en ella dado su tamaño.

El plan de acción que se aprobará mañana recogerá los compromisos de cada país para lograr una recuperación sostenible y España, a pesar de que sigue ostentando el papel de país invitado, también se someterá su política económica a supervisión.

Cada país ha entregado al Fondo Monetario Internacional (FMI) la documentación con sus principales indicadores, medidas de austeridad y reformas en marcha.

Como el resto de países, insistió Salgado, España ha marcado sus compromisos ante el FMI y atenderá las recomendaciones que le haga en el futuro como participante en el G20.

Entre los logros de la reunión, destacó la reforma del FMI, organismo en el que España ha dado "un paso histórico" al incrementar su cuota de participación en el capital hasta el 2 por ciento, el decimotercer lugar.

Respecto a la participación de España en el comité ejecutivo del Fondo, donde ocupa una silla dos años de cada seis ya que la comparte con otros países, Salgado dijo que el objetivo es "conservar o mejorar" ese peso.

El problema más espinoso de la cumbre es la denominada "guerra de divisas", un término "desafortunado" en opinión de Salgado.

La ministra española consideró que siempre habrá opiniones diferentes sobre la evolución de los tipos de cambio y estimó que lo fundamental es que los líderes acuerden trabajar en colaboración para analizar las consecuencias supranacionales que tienen las decisiones que adopta un país y evitar los efectos negativos.

Tras rechazar un posible cambio de las monedas de referencia, opinó que, además de rechazar las devaluaciones competitivas, es necesario lanzar un mensaje a los países que, sin devaluar su moneda, no le dan una flexibilidad total.

Zapatero intervendrá mañana en el plenario de la Cumbre y subrayará la importancia de que crecimiento económico haga énfasis en la creación de empleo de calidad.

Ése fue también el eje del discurso que pronunció en la cumbre empresarial que precedió a la reunión del G20 y en la que presidió una mesa de trabajo centrada en el "crecimiento verde".

En ese foro subrayó que el sector de las energías renovables, el transporte y la edificación sostenible y la ecoindustria tienen en España un potencial de creación de un millón de puestos de trabajo en los próximos diez años.

Zapatero coincidió en esa cumbre con los presidentes de Repsol, Antonio Brufau; Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; Acciona, José Manuel Entrecanales; Telefónica, César Alierta; Ferrovial, Rafael del Pino; y del BBVA, Francisco González; y uno de los vicepresidentes del Santander, Manuel Soto.

Tras estas jornadas asistió en la Asamblea Nacional de Corea a la reunión del Grupo de impulsores de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, del que es copresidente.

En línea con el mensaje lanzado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en la Asamblea, Zapatero se comprometió a seguir luchando para alcanzar dentro de cinco años los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados por la ONU, a pesar de la crisis: "No vamos a desistir, no vamos a detenernos".

Tuvo también un momento para reunirse con el rector de la Universidad de Estudios Extranjeros Hankuk, Park Chul, y entregarle la Gran Cruz de Carlos III por su labor como hispanista y primer traductor de El Quijote al coreano directamente del español.