Martinelli toma las riendas para cumplir sus promesas de cambio en Panamá

AGENCIA EFE 30/06/2009 17:28

El propio Martinelli, millonario dueño de la mayor cadena de supermercados de Panamá, ha identificado la educación, la salud, la seguridad, el combate a la pobreza y a la corrupción como sus prioridades, y se propone abordarlas con mentalidad de empresario.

En Panamá hay incluso quien opina que Martinelli, de 57 años, piensa que podrá administrar al país como si se tratase de un gran supermercado, idea grotesca que, sin embargo, se ve respaldada por el elevado número de empresarios de que se ha rodeado en su equipo.

"Lo que pudiera ser un activo, como el hecho de tratarse en su mayoría de un equipo de empresarios, sin demasiado conocimiento de la política, pudiera convertirse en una desventaja precisamente por no tener idea de política", declaró el analista Edwin Cabrera.

El experto aventuró que Martinelli se topará más pronto que tarde con "la presión político-social de los sectores tradicionales de la política panameña", y mencionó en concreto los combativos sindicatos de la construcción, de educadores y de trabajadores de la sanidad, estos últimos, dos de los sectores con más problemas del país.

"Van a apostar por empañar la gestión de un presidente de la derecha", agregó Cabrera, que también destacó el desconocimiento del equipo de Martinelli, en el que abundan las caras jóvenes, "de las artimañas políticas" y de la compleja red de intereses existente en la administración pública panameña.

Pero el nuevo presidente de Panamá no es totalmente ajeno a estos problemas, entre 1994 y 1996 fue director de la Caja del Seguro Social, una de las instituciones que más requieren una reforma.

De hecho, Martinelli ha prometido acabar en sus primeros 100 días de gestión con el "desorden" en ese organismo, en referencia a las largas filas que se forman para conseguir cita con un médico y las prolongadas listas de espera para las operaciones quirúrgicas.

Pero su experiencia en la administración pública no se limita al Seguro Social, ya que entre 1999 y 2004 fue ministro del Canal, uno de los principales activos económicos de Panamá que su antecesor, Martín Torrijos, le entrega en plena expansión con el proyecto de construcción de un juego adicional de esclusas.

Martinelli ha reconocido que cuenta con este proyecto para mantener a flote la actividad, que hasta ahora ha estado relativamente al margen de la crisis mundial.

Pero la economía está en un franco proceso de desaceleración, lo que ha llevado a ajustar a la baja las previsiones de crecimiento para este año a menos del 3 por ciento, frente al 7,5 por ciento que se pronosticaba hace poco más de medio año.

Para revertir esta tendencia, Martinelli alcanzó un acuerdo con Torrijos en las postrimerías de su mandato que permitirá al país aumentar la capacidad de endeudamiento fijada por ley, de un 1 por ciento a un 3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).

Eso da cuenta de la necesidad de financiación que afronta el nuevo gobierno para cumplir las promesas de generar "más trabajo y más equidad", en un plan centrado en la construcción de un metro en la ciudad de Panamá, con el que aparte de crear trabajo, espera resolver el grave problema de tráfico de la capital.

El analista Miguel Antonio Bernal mencionó otros retos que afronta Martinelli, como resolver el problema de vivienda que sufren los sectores más humildes pese al "boom" de la construcción, combatir la corrupción y el avance de la delincuencia y el narcotráfico.

Otro de los retos de Martinelli en lo económico es concretar el Tratado de Libre Comercio firmado con EE.UU., cuya ratificación en el Congreso en Washington le quedó pendiente a Torrijos.

En el plano internacional, según los analistas, Martinelli se enfrenta al reto de mantener el difícil equilibrio que logró Torrijos, que empezó su gestión recomponiendo las relaciones con gobiernos como el de Fidel Castro y Hugo Chávez, y mantuvo vínculos sólidos con otros como el de George W. Bush y Álvaro Uribe.

Martinelli toma las riendas del poder con el aplomo que otorga el haber ganado unas elecciones a las que acudió con una propuesta de cambio que ilusionó al 59,97 por ciento de los votantes.