Árabes y sudamericanos unen fuerzas para reclamar al G-20 un mundo multipolar

AGENCIA EFE 01/04/2009 00:00

La cumbre del G-20, que se celebrará a partir del próximo jueves en Londres, acaparó gran parte de los discursos de la II Cumbre ASPA (América del Sur-Países Árabes), en la que los líderes anticiparon algunas de sus propuestas para combatir la crisis.

En Londres estarán presentes tres países (Brasil, Argentina y Arabia Saudí) de los 34 países que se reunieron hoy, un porcentaje ligeramente inferior al 10,5 por ciento que su población representa para el total del mundo.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, adelantó en su alocución en la sesión inaugural que el gran objetivo de estos países debería ser defender el papel del Estado ante el G-20.

La intervención de Lula estuvo cargada de llamamientos a la regulación y la transparencia de los mercados financieros y también insistió en la necesidad de concluir la Ronda de Doha para la reforma del comercio internacional.

Mientras, la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, destacó que sus planes son "llevar al G-20 la voz de las economías emergentes".

"Para nosotros es vital la recreación de un orden multipolar, que va a implicar una reversión de las políticas que se han llevado a cabo y que todos seamos respetuosos de las decisiones de la ONU", señaló.

Certificó esas palabras y las de Lula la presidenta chilena, Michelle Bachelet, en su calidad de presidenta de turno de la Unión de Naciones Americanas (Unasur).

Bachelet compareció ante la prensa al término de la cumbre para presentar el documento final, bautizado como Declaración de Doha, y señaló que el consenso alcanzado "tendrá una fuerza suficiente" para que en el G-20 la voz de árabes y sudamericanos "pueda estar presente".

Hubo tres palabras que se escucharon una y otra vez en las intervenciones de los jefes de Estado y de Gobierno en Doha, y ésas fueron "nuevo orden mundial"

La cumbre recuperó por momentos algunas esencias clásicas del Movimiento de los No Alineados, entre constantes referencias a la cooperación sur-sur y a la necesidad del multilateralismo y de organismos internacionales más efectivos.

La intervención del venezolano Hugo Chávez, verdadero ídolo de masas en el mundo árabe tras romper relaciones con Israel en enero tras la ofensiva israelí contra Gaza, fue la única que recibió una ovación antes incluso de que comenzase a hablar.

Chávez retomó varias propuestas como la creación de un banco de inversión entre los países de la OPEP (nueve de los cuales asistieron a la cumbre ASPA) o la adhesión a la iniciativa china de crear una nueva moneda de referencia internacional.

También dedicó duras palabras hacia la orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) contra el presidente sudanés, Omar al Bachir, por crímenes de guerra y de lesa humanidad en Darfur.

"¿Por qué no ordenará (la CPI) la captura de (George) Bush?, ¿por qué no ordenará la captura del presidente de Israel? Venezuela aquí se pone rodilla en tierra y nos alineamos con la Liga Árabe", dijo a la prensa nada más llegar a Qatar.

Horas después, en su discurso ante la cumbre, invitó a Al Bachir a visitarle en Caracas.

Sin embargo, este asunto, que protagonizó la cumbre de la Liga Árabe celebrada un día antes en Doha, apenas pasó de puntillas en la reunión del ASPA.

Sólo en las intervenciones de Chávez y del propio Al Bachir, quien no pidió un apoyo explícito a los sudamericanos, se hizo alguna alusión al tema.

De esta forma se disiparon los temores que fuentes diplomáticas sudamericanas habían expresado con anterioridad a Efe de que el conflicto con Al Bachir acaparase las discusiones, en detrimento de una acción concertada contra la crisis.