El ex presidente del Gobierno y presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), José María Aznar, ha alertado este viernes de que la comunidad internacional debe impedir que "la única opción" para las poblaciones "sufridas" de los países de la Primavera árabe sean "los islamistas o los autócratas" y ha urgido a hacer "un gran esfuerzo de apoyo" a los demócratas que puedan garantizar un mejor futuro a estos países.
Aznar ha participado este viernes en la 37 edición del Foro Ambrosetti, que se celebra en Lago de Como-Cernobbio (Italia), en una mesa redonda que ha analizado las implicaciones de los "nuevos equilibrios" en el Mediterráneo.
En su conferencia, el ex presidente del Gobierno se ha referido a las revoluciones en el mundo árabe como a un "vendaval de cambios de dimensión histórica que están haciendo los hombres", si bien ha hecho hincapié en que el resultado final es "incierto" y "dependerá de las decisiones, de las acciones y de las omisiones de quienes están actuando en la región".
Aznar ha apuntado que los acontecimientos que se vienen produciendo desde principios de 2011 en el norte de Africa y Oriente Medio se deben a "la frustración acumulada durante muchos años", que era "un combustible extremdamente volátil y explosivo que nadie percibió y que, por eso, no fue teniddo en cuenta".
En concreto, ha atribuido esta frustración a "la ausencia de tres bienes que los distintos regímenes no han sabido proveer a la población: la dignidad, las oportunidades para mejorar y la búsqueda de la modernización".
Y de esta situación ha responsabilizado, principalmente, a los gobiernos y los regímenes de estos países, pero también al "resto de los países" que no han dado "suficiente relevancia" en su política exterior "a la libertad y a los principios de las sociedades abiertas".
A partir de ahora, ha defendido, el futuro de estos países está en las manos de sus ciudadanos, aunque "desde fuera" se puede "ayudar y acompañar el proceso y mostrar generosidad, determinación y coherencia para que la estabilidad y las perspectivas de futuro se asienten", teniendo en cuenta que que "no va a ser un proceso ni fácil ni rápido".
LOS DEMÓCRATAS, DESORGANIZADOS Y DIVIDIDOS
En este camino, ha alertado de que hay que tener en cuenta que las organizaciones que tienen "mejor estructura e implantación" en estos países "son precisamente las islamistas", mientras que "los demócratas, quienes están a favor de la tolerancia, de la igualdad de hombres y de mujeres, y de la democracia con Estado de derecho están más desorganizados y posiblemente divididos".
"En etapas de turbulencia e incertidumbres es fácil que quienes tienen proyectos basados en el odio intenten ganar psociones. Son los islamistas o son los autócratas", ha advertido. Por eso, ha pedido ser "exigentes" con los regímenes de transición "para evitar que una autocracia sea sustituida por otra, o que se implante un régimen de venganza". En su opinión, una "prueba fundamental" para analizar estos regímenes será el trato a las minorías y la libertad religiosa y de prensa.
En este contexto, ha defendido que Estados Unidos y Europa deben compartir visiones y trabajar en conjunto con los demócratas de la zona para afrontar los retos en conjunto. "Será un trabajo de años, quizás de generaciones, pero nadie está condenado al fracaso y puede traer modernización, justicia y libertad a todo el mundo árabe", ha recalcado.
Además, ha propuesto la creación de un "paquete de ayuda financiera que recuerde al Plan Marshall", que tenga "una finalidad política y económica similar a la que tuvo el original", y ha defendido que Europa abra sus mercados a los productos de la región.
Aunque ha reconocido que Europa atraviesa "una grave crisis económica", ha puntualizado que su recuperación vendrá si se compromete con "una economía flexible, competitiva, estable y abierta". El desafío, ha dicho, será "acompasar esta recuperación y este cambio con la transformación del norte de África y su incorporación a la modernidad, la democracia y la globalización".